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Sociedad 17.07.2022

Debate de la iglesia católica: el celibato sacerdotal

Una hipotética eliminación colaboraría con el reclutamiento de clérigos que no tienen denuncias por abuso de menores.

Fuente: TN

El pontífice no tiene el hábito de aceptar asesoría de parte de los periódicos. Después de todo, la Iglesia católica romana se rige por las enseñanzas del creador del universo. Sin embargo, el papa Francisco ha iniciado un proceso en el que los 1400 millones de católicos pueden opinar sobre el futuro de la fe. Si quieren reducir el flagelo de los abusos sexuales por parte de los sacerdotes, deberían exigir que se ponga fin a la regla que requiere el celibato sacerdotal.

Si se tratara de una simple pregunta teológica, The Economist no tomaría una posición. Pero no es el caso. Parroquia tras parroquia, escuela tras escuela, diócesis tras diócesis, sacerdotes católicos han abusado de menores. Estados Unidos, Australia, Francia, Alemania, Irlanda y otros países han llevado a los involucrados ante las autoridades. El número de víctimas tan solo en Francia se estima en 216.000 en 70 años hasta 2020. Ahora, países como Polonia, Portugal y España también han abierto investigaciones. El abuso sexual católico involucra no solo a algunas manzanas podridas, sino a un huerto putrefacto.

El que haya más revelaciones es inevitable. Comienzan a surgir reportes sobre la magnitud del abuso contra adultos, incluidas monjas. En los países pobres, apenas han empezado las investigaciones sobre lo que podría haber pasado en las más de 9000 instituciones católicas residenciales, incluidos los orfanatos. Incluso en los países ricos donde los sistemas de justicia penal cuentan con buenos recursos, las investigaciones se han visto frustradas por el secreto reflexivo de una institución antigua.

Algunas de las fallas de la Iglesia son comunes en otras organizaciones. Cuando a algunas personas se les otorga poder sobre otras, cuando las restricciones a ese poder son débiles y cuando las víctimas no cuentan con canales efectivos para reportar el abuso, los depredadores lo aprovechan, como lo ejemplifica el ajuste de cuentas reciente en Hollywood. Es más, si una institución de manera rutinaria acalla las acusaciones y cambia a los depredadores sospechosos a otros puestos, en lugar de reportar las acusaciones con rapidez a la policía, el abuso prospera. La Iglesia trabaja para corregir esos problemas. Pero eso no será suficiente.

Exigir a los sacerdotes que sean célibes reduce de manera dramática el grupo del que pueden ser reclutados. Para muchas personas, no importa lo piadosas que sean, renunciar al sexo, al romance y a la oportunidad de formar una familia es un sacrificio demasiado grande. Sin embargo, un grupo para el que una regla como esa no impone una carga considerable es el de los pedófilos. La sociedad requiere que supriman sus impulsos. Muchos ya intentan mantenerse célibes o simulan hacerlo.

 

 

 

 

 

El papa Francisco desmintió que esté pensando en renunciar. (AP Foto/Alessandra Tarantino, archivo)

Algunos se convierten en sacerdotes con la sincera esperanza de que una vida espiritual les ayudará a resistir la tentación. Otros, sin duda, se unen precisamente debido a que el sacerdocio ofrece oportunidades para el abuso. De cualquier manera, la Iglesia no ha hecho un buen trabajo en expulsar a aquellos que representan un peligro para su rebaño. Algunos argumentan que tampoco ha hecho una buena labor en preparar a los curas para el estrés de una vida sin sexo.

Cálculos de todo el mundo, de una variedad de académicos, han descubierto que, entre el seis y el nueve por ciento de los sacerdotes y miembros de órdenes célibes, tales como los monjes, podrían ser abusadores. Las estadísticas de la población en general son díficiles de precisar, pero la Agencia Nacional contra el Crimen (NCA, por su sigla en inglés) del Reino Unido estimó que entre el uno y el tres por ciento de los hombres adultos tienen impulsos de abusar de menores, y una porción mucho más pequeña lleva a cabo dichos impulsos.

El Vaticano afirma que Jesús permaneció célibe y también deben hacerlo sus sirvientes en la Tierra. Aunque algunas partes de la Biblia alaban el celibato, nada en los evangelios exige que todos los clérigos la adopten. Antes del siglo XI, la Iglesia católica romana no insistía en ello. La regla fue incorporada en parte debido a razones financieras: los clérigos sin hijos eran más propensos a hereder sus posesiones a la Iglesia. En la actualidad, muchas Iglesias católicas orientales permiten a sus clérigos casarse antes de ordenarse. De manera sorprendente, esas Iglesias tienen niveles bajos de abuso sexual de menores reportados.

Las denominaciones protestantes muestran que el clero casado puede atender de manera satisfactoria a su familia y a su grey (de hecho, el matrimonio podría acercar a los pastores con sus feligreses). Eso debilitaría la idea de que los clérigos son un grupo intocable y separado, lo que muchos investigadores ven como un factor que contribuye al abuso.

La Iglesia enfrenta una escasez desesperante de sacerdotes. En los lugares con más adeptos está perdiendo seguidores, sobre todo porque muchos ya no confían en una institución que ha protegido a abusadores. Si la Iglesia dejara de exigir a los sacerdotes que sean célibes (u hombres, en todo caso), podría reclutar de un grupo mucho mayor. Si también los monitorearan mejor y actuaran más rápido, menos personas serían abusadas. Es difícil de decir si eso reduciría el ritmo al que los fieles están abandonando la Iglesia. De cualquier manera, sería una bendición.

 

“Llegará el día en que una sola zanahoria, observada con los ojos nuevos, desencadenará una revolución”

Paul Cézanne, pintor francés