El eclipse de las dos goleadas en serie se esfumó rápidamente. El sol de los triunfos perdió fuerza cuando Boca lo dejó patas para arriba. La derrota se interpuso en el camino de Central proyectando una nueva sombra. La resultante es contundente. Los canallas se erigieron al cabo de las 10 primeras fechas en el equipo que más porrazos se pegó: seis. Una cifra elevada que pone en riesgo cualquier proyecto. El Kily González deberá dar un giro estratégico para poder hacer pie en la Liga Profesional de una vez. Otro ítem que se desprende en este lapso de competencia es que el representativo de Arroyito no pudo vulnerar a rivales de fuerte historia o grueso calibre.

A esta versión de Central le falta power. No tiene ese poder de resolución en momentos destacados. Los jugadores intentan, pero no alcanza. Le pasó en la Copa Sudamericana al ser eliminado por Bragantino de Brasil.

También en otros encuentros de la Liga Profesional. El canalla transita de manera sinuosa el certamen doméstico. Obtuvo tres triunfos en 10 presentaciones. Una cosecha escasa. Sobre todo cuando el objetivo es poder clasificar a un nuevo torneo internacional.

Los de Arroyito derrotaron a Vélez, Arsenal y Central Córdoba. A ningún cuco, por cierto. También es real que golearon al elenco de Sarandí y al conjunto santiagueño. Como además es cierto que ambos son dos de los tres conjuntos que ocupan los últimos puestos en la tabla.

Con Boca tenía todo como para prolongar la racha invicta de 15 años sin perder en el Gigante. No pudo. Perdió 2 a 1 sobre la hora. El gol en contra de Fernando Torrent no es excusa para tapar el intermitente andar auriazul.

Central perdió otra vez. Es un dato tan claro como hiriente al corazón. El equipo intenta tomar el rol protagónico, pero no puede consolidar una idea futbolística. De lo contrario, el presente sería diferente.

Cristian González encabeza el ciclo con más sombras que luces. Su estadía en Arroyito es un torbellino emocional. No puede quitarse la mochila de los cuestionamientos, pese a que también es un apellido fuerte de la casa. Y eso le permite seguir oxigenando su proyecto, que tambaleó más de una vez.

Con el vértigo de la intensidad y la presión no alcanza para hacer pie a lo largo de todo el partido. Muestra casi siempre las dos caras de la moneda. Aunque termina sucumbiendo casi siempre cuando baja un cambio en rendimiento cuando parece estar recargando energía.

Los números en la Liga Profesional no lo miman. Tiene 10 puntos en 10 partidos. Apenas ganó tres encuentros y empató el restante. Todos los demás puso la mejilla. Es más, es el equipo que más derrotas acumula: seis.

Ni los colistas Arsenal, Banfield y Central Córdoba tienen tan alto promedio de traspiés. Evidentemente, el principal problema de Central es el propio Central. El Kily González es el máximo responsable del presente como líder de grupo que es. Está claro que el mercado de pases que viene de materializar tampoco lo favorece hasta el momento. De los cuatro jugadores que sumó para potenciar al plantel: Ricardo Garay, Michael Covea, Milton Caraglio y Leandro Desábato, ninguno es titular. La secretaría técnica también aportó su cuota en esta cruzada que tiene contra las cuerdas al canalla.

A la Liga Profesional le quedan todavía varias estaciones por recorrer. Los auriazules tienen margen como para reposicionarse y mezclarse en el pelotón que luchará por ingresar a la Copa Sudamericana de la próxima temporada.

Pero el entrenador de Central deberá ajustar unos cuantos puntos y mostrar a la vez una versión más sólida y confiable que permita soñar de verdad con obtener el boleto para alguna gira internacional. De contrario, todo terminará quedando en expectativas efímeras.

Recuperar a Vecchio es la cuestión

Quiso jugar. Lo hizo. Llegó con lo justo. Por demás de justo en realidad. Emiliano Vecchio puso todo para estar frente a Boca tras el pequeño desgarro que había sufrido ante Newell’s. Entró a la cancha dando ventaja desde lo físico. Se notó y lo pagó muy caro. Terminó siendo reemplazado sobre el final del partido luego de evidenciar un considerable cansancio y falta de ritmo. La misión del cuerpo técnico será recuperarlo para que pueda mostrarse como el equipo lo necesita cuando el miércoles 15, desde las 18.45, sea turno de visitar al endeble Banfield por la fecha 11ª de la liga.

Cuando Vecchio no entra en acción, Central lo padece. Si no es el hilo conductor, el equipo exhibe un funcionamiento desincronizado. Ruben, Gamba o quién juegue arriba deambula y se irrita esperando una asistencia.

Contra Boca hizo lo que pudo. Jugó hasta donde le dio la nafta porque no estaba ciento por ciento desde lo físico. Incluso si el rival hubiese sido otro, tal vez arrancaba desde el banco. Pero el deseo de estar como sea ante el xeneize le pasó factura a la hora del balance. Contra Banfield habrá que ver si logró recuperarse. Mientras tanto, cuando el plantel vuelva a moverse otra vez en el country, el Kily González tendrá tarea por resolver hasta la semana que viene.