Algunos rechazan todo lo que sea verde, otros le tienen pánico al brócoli o al repollo. Lo cierto es que incorporar vegetales en la alimentación de los más chicos no es cosa fácil, y los cientos de productos procesados que se les ofrecen en la calle tampoco ayudan. Acá, te damos algunos tips clave para que tus hijos, sobrinitos o nietos se hagan súper amigos de las verduras.

Remolcadores: Así se les llama a las salsas que van junto a las verduras, enmascarando un poco su sabor con cremosidad. Alguna de las más comunes son la salsa blanca, que va genial con brócoli o coliflor, la salsa de tomate, gran amiga de las berenjenas. Otra gran amiga es la manteca, que hace maravillas con las chauchas.

Si no queda otra, freí: Aunque nos han dicho que cocinar en el horno siempre es lo más sano, lo cierto es que si se fríe correctamente se puede obtener un plato bastante saludable. La clave es usar mucha cantidad de aceite y dejarlo calentar el tiempo suficiente. La fritura puede ser una gran forma de incorporar a las comidas de todos los días milanesas de berenjena o de zuccini.

Pastas: Dicen los que saben que las pastas caen menos pesadas, y son más saludables, si se las acompaña con vegetales. De hecho, algunos nutricionistas afirman que lo más saludable es comer medio plato de pastas y medio de vegetales. Los fideos de todos los días pueden ir acompañados de un rico wok de vegetales salteados, por ejemplo, o la lasagna de los domingos tenes una capa de berenjenas o calabaza asada.

Croquetas: Una forma fácil, rápida y divertida de comer vegetales. Casi cualquier verdura puede ser convertida en croqueta, solo hay que cocinarla y agregarle salsa blanca, dejar enfriar, rebozar y freír.

Ponerle onda: Y si todo falla, la decoración puede ser tu mejor aliado. En las redes sociales circulan cientos de ideas, sobre todo para viandas, para que los más chicos coman vegetales. Desde armar caritas con el tomate hasta agregarle pinchos a las zanahorias, un poco de creatividad puede ser el ingrediente clave.