Año tras año la política deportiva de Unión priorizo lo económico por encima de lo futbolístico. El presidente Luis Spahn fue desmantelando el plantel, con la salida de jugadores muy importantes que nunca fueron reemplazados con futbolistas de la misma jerarquía.

En dos años se fueron los mejores delanteros del plantel: Lucas Gamba, Franco Soldano, Franco Fragapane, Walter Bou y Javier Cabrera. Así las cosas, en dos años y medio, que fue de la salida de Gamba hasta la de Cabrera, Unión perdió 62 goles, que se reparten entre Soldano (22), Gamba (19); Fragapane (10), Bou (siete) y Cabrera (cuatro).

Pero además de los goles eran jugadores determinantes dentro de la estructura titular. Y encima no le dejaron plata a Unión a excepción de la muy mala venta de Soldano. Pero Gamba, Fragapane, Bou y Cabrera se fueron al finalizar su vínculo sin que le ingrese un solo peso al club.

Y en 2020, antes de jugar la Copa Sudamericana, Unión transfirió a Yeimar Gómez Andrade, Nelson Acevedo y Damián Martínez. Claramente perdió jerarquía, que jamás fue reemplazada. La dirigencia no invirtió para reforzar el plantel y los que vinieron no estuvieron a la altura de los que se fueron.

Ese fue el principal motivo para que Leonardo Madelón pegara el portazo. Le desmembraron el equipo y no hicieron nada para potenciarlo. Con plata por cobrar, y una demora inexplicable por las deudas que mantiene San Lorenzo y Central, Spahn parece no tener apuro.

Y los resultados están a la vista, Unión terminó 17º en esta Copa Diego Maradona. Perdió más partidos de los que ganó y la efectividad fue del 42%. Pero además no clasificó a la Fase Campeonato y quedó eliminado en octavos de final de la Copa Sudamericana.

Pero la realidad indica que así Unión no puede seguir, que urge reforzar el plantel para mejorar la imagen. Con el plantel actual está muy lejos de ser protagonista o plantearse algún objetivo importante. Requiere de la llegada de futbolistas de jerarquía.

Spahn manifestó que Unión tiene un dinero muy importante por cobrar, sería saludable que lo invierta en el aspecto deportivo. Y no traer por traer, apuntar a tres o cuatro jugadores que vengan a marcar diferencias y no amontonar futbolistas como hizo en los últimos tiempos.

La dirigencia debe cambiar radicalmente su postura y por una vez apostar en serio en lo deportivo. Fijarse una meta y dejar de hacer la plancha. Lo competitivo que fue bajo la conducción de Leonardo Madelón, quedó atrás y hoy Unión es un equipo sin rumbo deportivo, producto de las decisiones dirigenciales, encabezadas por Spahn.