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Salud 11.01.2021

Cómo afrontar la fatiga mental y física durante la pandemia

Este tiempo, sujeto al aislamiento y los imprevisibles cambios que trajo la pandemia, significó una adaptación interna a la mayoría de las áreas de la vida cotidiana.

Fuente: Punto Biz

El cansancio y la pérdida de energía forman parte de un conjunto de sensaciones que ponen en evidencia el desgaste que sufre la mente y el cuerpo resultado de las múltiples acciones cotidianas y por el inevitable paso del tiempo. La plasticidad del Sistema Nervioso ante los numerosos y diferentes estímulos nos vuelven más aptos para enfrentar las diferentes circunstancias que nos presenta la vida.

Este tiempo, sujeto al aislamiento y los imprevisibles cambios que trajo la pandemia, significó una adaptación interna a la mayoría de las áreas de la vida cotidiana. Este mecanismo de ajuste interno representó un cambio de 360 grados ya que no estábamos preparados ni mental ni psíquicamente para encarar algo tan nuevo, incierto, y por sobre todas las cosas, una amenaza no objetivable, invisible.

Todas las áreas se vieron afectadas y a cada una de ellas el organismo humano, tuvo que dar respuestas lo más eficaces posibles para sostener la organización interna y externa. El peligro de perder el trabajo, el home office, la organización de la vida diaria, la presencia de los hijos, las clases por plataformas virtuales, la falta de espacio o de medios tecnológicos, la merma económica, la distancia con los seres queridos, etc., todas y cada una de estas situaciones provocó una exigencia interna desmedida que influyó en el estar general, con malestar y diferentes síntomas: falta o exceso de sueño (y abundancia de pesadillas), contracturas musculares, problemas en la concentración y la fatiga cada vez más intensa.

Afrontando la fatiga

- El manejo del estrés es fundamental para hacerle frente a la fatiga.

-Lo primero es reconocer la diferencia entre el cansancio normal, es decir, el que surge de las actividades realizadas a diario, del cansancio patológico, el cual comprende la sensación de fatiga al realizar actividades que no deberían provocarla, además de la persistencia de la misma. Muchos pacientes refieren “siento un agobio, desde la cabeza a todo el cuerpo”, otros comentan “ruego que no suceda nada porque no aguanto más”.

-Entre tantas preocupaciones que “llenan la cabeza” establecer prioridades. Seguramente no todas tienen el mismo nivel de relevancia.

-Tomar distancia de las situaciones estresantes y evaluar los pasos a seguir para encararlas. La ansiedad induce a tomar decisiones apresuradas.

-Programar actividades recreativas y prácticas de relajación/respiración.

-Tratar de compartir los problemas con las personas queridas o de confianza. No quedarse con el malestar ni hacer un esfuerzo por disimularlo.

-Modificar hábitos diarios: frecuencia de comidas, tomarse el tiempo para estar con uno mismo y con los demás, realizar ejercicio físico, bajar el consumo de alcohol y de tabaco, controlar el peso corporal.

-Aprender a centrarnos en el cuerpo y en las sensaciones/sentimientos que provienen de él. La práctica de poner atención en el propio cuerpo: tensión/relajación; placer/displacer; ganas/exigencia, permite cambiar el foco de atención que casi siempre se dirige a las preocupaciones que llenan la cabeza “no puedo parar de pensar”.

-Generar momentos, aunque sean breves, para estar con uno mismo.

-No sentir culpa cuando pedimos estar solos un rato para relajarnos.

-Realizar los controles médicos y solicitar ayuda profesional.

“Para ser irremplazable, uno debe buscar siempre ser diferente”

Coco Chanel