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Espectáculo 04.01.2021

Coppola hizo una sorprendente confesión sobre el entierro de Diego Maradona

El exrepresentante y amigo del Diez contó cómo fue su reacción en el cementerio Jardín de Bella Vista.

Fuente: Ciudad.com

El 26 de noviembre, tras la conmocionante muerte de Diego Maradona, sus restos fueron llevados al cementerio Jardín de Bella Vista. A la ceremonia asistieron sus familiares y mejores amigos, únicamente su círculo más íntimo.

En diálogo con Agarrate Catalina (La Once Diez/Radio de la Ciudad), Guillermo Coppola, quien fue el representante del Diez durante más de 15 años y uno de sus mejores amigos, contó cómo fue su reacción en el cementerio.

"En un momento, yo quiero dejar la manija (del cajón) porque estaba su hija, Jana, detrás mío. Pero me dijeron: ‘Nadie mejor que vos para llevar esa manija’. No le solté la mano hasta el último momento. En el momento en el que lo enterrábamos… En el trayecto, te juro, iba metiéndole insulto tras insulto. Le decía ‘me fallaste’. Sentía que me había fallado”, reveló, triste.

En este contexto, rememoró las vivencias con el astro futbolístico que atesorará por siempre en su corazón: "Teníamos charlas de amigos, sobre todo en Cuba, donde estuvimos cuatro años bastante solos, no porque no haya acompañado la familia, sino porque la familia tenía sus actividades... Y me decía: ‘El día que me lleves, vos pedí que sea alegre, que no lloren. Nosotros celebramos la vida siempre, la vivimos a lo grande, nos divertimos, vivimos buenas y malas, altos y bajos, pero no me abandones. Llevame hasta el final’. ‘Quedate tranquilo, viejo’, le decía. Y lo llevé yo...".

Antes de cerrar, sin titubear se refirió a la muerte de su amigo y remarcó que "tiró mucho de la cuerda". "Él dejó su tema que tanto mal le hizo durante el recorrido de su vida, la droga. Pero después fue el alcohol, y cuando no era el alcohol eran las pastillas y los psicofármacos. Entonces, él no tenía un límite. Si le decías ‘comete una porción de pizza, no dos’, él se comía cuatro. Si le decías ‘Diego, hacés mal en comerte dos porciones, comete cuatro’, él comía una. Esos chicos caprichosos... Lo que pasa es que yo tenía el timing, a veces, la mayoría de las veces, porque entre nosotros había un amor especial, un entendimiento... Y él sabía que yo sufría cuando lo veía mal y él quería que yo estuviera bien”, sentenció.

“Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo”

Beethoven