En la Copa Diego Armando Maradona, Colón jugó cuatro partidos en el Brigadier López, en los que cosechó dos victorias y dos derrotas. Sumó seis puntos sobre 12 en juego, con una eficacia del 50%. Por su parte, convirtió cinco goles y le marcaron cuatro.

Derrotó a Defensa y Justicia y a Central Córdoba por 2-0, en tanto que perdió frente a Independiente por 2-1 y ante Gimnasia de La Plata por 2-0. Cuando el rival marcó el primer gol, lo terminó perdiendo. Y en ambas derrotas le anotaron por duplicado.

En cambio, en condición de visitante los números son más auspiciosos. Disputó tres encuentros, con dos victorias y un empate. De esta manera, cosechó siete puntos sobre nueve en juego con una eficacia del 77%. Pero además anotó seis goles y apenas recibió uno cuando finalizaba el cotejo ante Independiente.

Pero esa eficacia es superior, si se toma en cuenta el primer partido que dirigió Eduardo Domínguez ante Rosario Central por la Copa de la Superliga. En el Gigante de Arroyito se impuso por 3-1 y de este modo sobre 12 puntos en condición de visitante sumó 10 con una eficacia del 83%.

Y estas estadísticas no son casualidad, ya que, en todo el ciclo de Domínguez como entrenador del Sabalero, Colón ganó los mismos partidos (15) de local que de visitante. Cuando por lo general la mayoría de los equipos tiene un mejor porcentaje en su cancha.

Por su estilo de juego, Colón resulta ser más efectivo jugando fuera del Brigadier López. Su sistema táctico está diseñado para usufructuar los espacios que deja el rival. Forzar los errores del adversario en base a su contundencia y transferirle la responsabilidad al otro equipo. Cuando eso sucede, el equipo garantiza buenos resultados.