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Policiales 02.09.2019

EN CASAS ANTIGUAS

En barrio Candioti se roban los barrales de bronce

No es una tarea sencilla. Sin embargo, un golpe certero permite que se desprenda uno de los extremos. Los vecinos reclaman seguridad.

Fuente: UNO SANTA FE

El fenómeno ya lo habían sufrido vecinos de barrio Constituyentes. Ahora, lo padecen quienes viven en barrio Candioti, sobre calle Mitre. El robo de barrales a casas antiguas, de tipo colonial, preocupa.

Quienes lo sufren advierten que si bien tiene un valor económico en el mercado negro, es mucho más el daño afectivo el que se produce y también patrimonial, ya que se trata de viviendas que tienen muchos años.

A ello, también hay que sumarle los momentos de tensión y angustia que provoca generalmente en horas de la madrugada dicho acto delictivo y que pone en alerta a toda la familia.

Un golpe certero y preciso en uno de los extremos del barral hace fácil la tarea. También se llevan los extremos, que suelen ser decorados, y que son mucho más difícil poder reemplazar.

"Es algo menor", contó Flavio, uno de los últimos damnificados. "Lo que más me preocupa es la impunidad con que una persona puede cometer un robo de este tipo y salir en bicicleta con un barral. Me llama mucho la atención el modo", agregó.

"Fue a las 2 de la madrugada. Siento un golpe fuerte, cuando miro por la ventana veo a una persona que está sustrayendo el barral. Le pego el grito, sube a la bicicleta y se va. Lo hacen con un solo golpe. Tienen muy bien estudiado el modo de sacarlo. Ya le ha pasado a varios vecinos. Evidentemente tiene un mercado que les debe interesar", contó en declaraciones a la emisora LT10.

"El valor es más afectivo. Forma parte de la estructura de la casa. Es un valor patrimonial. No es el económico. El barral se puede comprar, el tema son los extremos que no se consiguen", relató.

Para el vecino de barrio Candioti es mucho más preocupante el saldo emocional del robo, que lo material. "Esto genera un estado de nerviosismo. Vino un patrullero, los chicos que se despiertan temblando de miedo. Después uno empieza a escuchar ruidos y te alarmas. Es la paranoia en que vivimos y que se le traslada a nuestros hijos también".

"Es un hecho de inseguridad muy menor en relación a lo que pasa en este barrio habitualmente. Se corrige un tiempo la situación pero luego vuelven a aparecer todo tipo de robos. Patrullaje a las ocho de la noche se pueden ver de vez en cuando, a la madrugada muy poco. Pero para que una persona salga con un barral, en bicicleta y con esa impunidad, debe tener algo estudiado en el barrio", apuntó.

Recordó que están comunicados entre vecinos mediante grupos de whatsApp y que también colocaron alarma comunitaria. Igualmente, advierte que nada alcanza para frenar la ola de delitos en la zona.

“El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo”

Paulo Coelho