Al terminar el exhaustivo operativo de rescate de Julen, el nene de dos años que murió al caer en un pozo de 71 metros de profundidad en Málaga, las autoridades españolas iniciarán la investigación judicial para determinar cómo fue el incidente. Por el momento, hay dos elementos clave que deberán resolverse: el misterio del tapón de tierra que estaba sobre la víctima y quién es responsable de la perforación ilegal en donde se cayó el pequeño, de 25 centímetros de diámetro.

A partir de ahora, la juez titular del juzgado de instrucción n°9 de Málaga será la encargada de confirmar cuáles fueron las circunstancias de la caída, que ocurrió en una finca de un familiar de Julen en Totalán.

La Justicia iniciará una investigación judicial para determinar cómo fueron las circunstancias de la caída de Julen.

Según trascendió en medios locales, la presencia del tapón de tierra por encima del cuerpo del nene -que fue encontrado muerto este viernes- es uno de los puntos que más le llamó la atención a los investigadores y ahí parecería encontrarse la clave de cómo fue el accidente.

Aunque una explicación podría ser que el nene cuando se cayó, removió el material rocoso de las paredes, a los especialistas les sorprendió la dureza de ese tapón y analizarán cómo pudo compactarse tan rápido.

A su vez, la Justicia deberá dirimir la responsabilidad o no del dueño de la finca en donde ocurrió todo, que sería del novio de una prima de la mamá de Julen.

El tapón de tierra que estaba por encima de Julen es uno de los puntos clave de la investigación.

Hasta ahora, se sabe que el pozo en donde se cayó el chico era completamente ilegal. Ni la Junta de Andalucía ni el Ayuntamiento de Totalán tienen registro de que se haya pedido autorización para la perforación de captación de agua.

Al parecer, en este terreno se habrían desarrollado varios trabajos de los que tampoco existe constancia de los permisos correspondientes. Al ser una parcela calificada como "rústica", no puede edificarse ninguna propiedad, como pretendía hacer el dueño.

El encargado de realizar el pozo de captación de agua, de 25 centímetros de diámetro y 107 metros de profundidad, fue identificado como Antonio Sánchez. En su declaración, sostuvo que lo contrataron solo para eso y que terminó la perforación en diciembre del año pasado. Pero al no tener éxito, tuvo que sellar la boca de la obra con una piedra. Sin embargo, al no tener una evidencia gráfica de cómo dejó la prospección, ese error podría costarle caro ante la Justicia.

Apenas se enteró de que el nene se había caído allí, Sánchez se acercó a la finca y señaló que el pozo no estaba cómo el lo había dejado. Según él, alguien había movido la piedra y había materiales que no correspondían con su trabajo. Otro eje que los investigadores deberán estudiar.