Los incidentes del sábado pasado en las inmediaciones del Monumental no solo afectaron al micro que trasladaba al plantel de Boca, sino también a cientos de hinchas de River que acudieron a la Superfinal. Matías Martin fue uno de ellos y ofreció un relato descarnado sobre lo que le tocó vivir junto a su hijo en la previa del encuentro trunco del sábado.

"Me pone muy triste, me quita las esperanzas y me hace replantearme todo: mi pasión, mi gusto por el deporte, que es mi trabajo, mi medio de vida y es lo que yo elegí. Lamento mucho haber llevado a mi hijo de 10 años a la cancha, me siento muy culpable. Fuimos a la cabina de prensa, me pareció que era el lugar más seguro de la cancha, pero cuando vinieron las postergaciones y River no salió a decir que esto no se podía jugar… En ese momento dije 'yo me voy de aca'. No me iba a quedar hasta las 11 de la noche y caminar por la calle con un chico, después de que un equipo campeón puede desatar una furia sin límites", relató el conductor de Basta de Todo en su programa de Radio Metro.

El conductor fue a cubrir el cotejo por Copa Libertadores como comentarista y decidió acudir junto a su hijo, pero luego se arrepintió de aquella decisión: "Si ganaba Boca no sé qué iba a pasar con la gente de River en la cancha, y si ganaba River no sé cómo iba a reaccionar la gente de Boca. ¿Para qué jugarla? ¿Para que un fallo discutido nos haga matarnos unos contra otros por la estupidez de un partido de fútbol?".

Sin embargo, la peor parte que les tocó vivir fue una vez que decidieron abandonar el recinto para irse a su casa. "Me fui caminando sabiendo de los incidentes afuera, pero lo hice creído de mi experiencia para salir de la cancha de River y para manejarme en estas situaciones. Claro, una cosa es solo y otra con un hijo de 10 años. Caminé hasta la esquina de Figueroa Alcorta y Udaondo y le regalé a mi hijo unas imágenes que no se va a olvidar en su vida: la guardia de infantería avanzando y disparando; un guardia que se cae al piso y luego se levanta rápido y sigue disparando; imágenes de guerra. Eso le puse en la cabeza a un chico de 10 años", confesó con cierto dolor el periodista.

"El sábado se vivió un papelón, el retrato de lo que somos en su más triste expresión. La más dolorosa de las verdades. Nos enorgullecemos de que los ojos del mundo están mirando la Argentina y les mostramos lo que verdaderamente somos a la perfección", fue la definición que le dio a lo que sucedió.