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Sociedad 14.11.2018

GABRIELA PISCA GARROTE EN ETIOPÍA

“Nunca imaginé que iba a ser tan útil mi herramienta”

La referente cultural en la ciudad y en la provincia visitó los estudios de “Línea Abierta” (FM 101.3) y contó su maravillosa y a la vez desgarradora experiencia con los niños etíopes. “Yo quería más, lo del voluntariado me seduce cada vez más”, explicó.

Fuente: Agenciafe

Gabriela Pisca Garrote Parte I

Gabriela Pisca Garrote Parte II

Gabriela Pisca Garrote Parte III

Gabriela Pisca Garrote Parte IV

Gabriela Pisca Garrote Parte V

Gabriela Pisca Garrote Parte VI

Gabriela Pisca Garrote Parte VII

Gabriela Pisca Garrote Parte VIII

En la mañana de este miércoles, la referente cultural y exsecretaria de Cultura de la Ciudad de Santa Fe, Gabriela Pisca Garrote, visitó el estudio de “Línea Abierta” (FM 101.3) donde contó su experiencia con los niños de Etiopía, África, donde llevó su arte que, asegura, nunca imaginó “iba a ser tan útil”.

“El patrimonio más importante que tengo, más allá de mi familia, es mi conocimiento, creo que los que tenemos una vocación y nos apasionamos por algo, hacemos de esa vocación un estilo de vida y yo desde el momento que me levanto hasta que me acuesto, mi vida está vinculada al arte, siempre me paro en el lugar de las artes visuales, de la estética, de la mirada, de la forma, de color”, comenzó explicando la artista.

Sobre cómo se inició toda esta aventura, la exfuncionaria municipal detalló: "Hace dos años fui a Barcelona a visitar a mi hijo y cuando vuelvo siempre hago una parada técnica en Madrid donde tengo familia y una de mis mejoras amiga, Paloma que me dice ´esta noche vamos a salir con un grupo de amigos míos de la universidad y vamos a armar un grupo de WhatsApp que seguro te vas a meter’”.

Y continuó: “Fuimos a cenar esa noche en Madrid, se armó un grupo, una de las integrantes del grupo, jueza de menores de Madrid, buscaba dónde depositar parte de su dinero en alguna entidad benéfica y un día en Internet buscando ´hambre y problemas en los niños´ encontró a la Fundación Emalaikat de un grupo de chicas misioneras de mi edad que viven entre Kenia y Etiopía, monjas bajo el manto de San Pablo Apóstol, que es como ellas se titulan, empezaron a trabajar por el hambre de los chicos, comandadas por Lourdes, una barcelonesa que comandas a todas (…) calmar el hambre no es pan y agua, es nutrirlos como corresponde con una dieta balanceada”.

“Entonces, esta jueza de menores en Madrid acababa de llegar de conocer a estos chicos que ella ya hacía años que venía colaborando económicamente y que un día los quiso ir a conocer y mi historia fue similar, yo no puse dinero pero empecé a colaborar comprando leche, después comprando una vaca porque querían su propia leche, y varios grupos compraron vacas y hoy tienen tres vacas, compramos gallinas y ahora tienen sus propios huevos … y un día le escribí un mail a Lourdes y le dije que lo que yo tenía para ofrecer es el arte y que estaba convencida que el arte no calma el hambre pero genera cambio positivos en la gente y Lourdes me dijo que era bienvenida”, explicó Pisca.

En el mismo sentido, la artista contó que "yo vengo trabajando hace cinco años en la boca de Alto Verde (…) ahí me vinculé porque sabía que los chicos de la boca de Alto Verde no tienen dibujo en la escuela, entonces me dije por qué no hacer un taller allá, y desde hace cinco años empecé esa historia de amor con Alto Verde”, añadió Garrote y continuó: “Y es como que quería más, en eso de llegar con el arte a otro lugar (…) yo sentía que eso lo del voluntariado me seduce cada vez más”.

“Nunca me imaginé que iba a ser tan útil mi herramienta”, se sinceró Garrote y reveló: “Me fui de acá con 45 kilos de golosinas en las valijas, que acepté de una donación, porque quería que esos chicos, cuando trabajaran con el arte, tuvieran el premio de la golosina que es una combinación exquisita para un niño”.

“Y con esa crueldad siguen adelante con sus vidas, enterrando hijos”

Muketuri es un lugar "donde no hay agua y donde los chicos se mueren de cólera, tifus, malaria, de fiebre amarilla, me tuve que poner nueve vacunas, allá tuve que tener un protocolo de higiene personal todas las mañanas, no hay agua corriente, ni potable, no hay conexiones de agua, no hay luz, no existe el papel, no existe la tela, no existe internet", sostuvo la reconocida artista.

“Esta gente vive en chozas circulares, duermen en el piso (…) pero son felices”, contó al tiempo que destacó: “Están vestidos porque reciben nuestra ropa y como nunca se bañan la ropa se la sacan cuando le quedan chicas, identifican a los chicos por la ropa, los chicos hasta los siete años no tienen nombre porque muchos mueren y como tienen gravísimos problemas de salud le ponen números y recién a los siete años, cuando superan la barrera del peligro, los padres los inscriben, sino tienen números o apodos. Si nacen mellizos la mamá alimenta al más fuerte, al más chico no porque no hay alimento porque la mamá no tiene tanta leche para dos bebés, al otro lo dejan morir y con esa crueldad siguen adelante con sus vidas enterrando hijos”.

Y prosiguió: “A los 12 años cuando la niña tiene su primer período, son violadas y empiezan a tener hijos a partir de la segunda o tercera menstruación y tampoco se sabe la identidad de los padres porque de eso no se habla, pero todos crían a esos chicos, un día esas chicas logran enamorarse, se van de sus chozas a vivir a la casa del hombre que dirige la vida familiar, el hombre no trabaja, que los niños cuiden sus granados, que las niñas críen a sus hijos y que su mujer esté a su disposición todo el día, atrás de él cargando los bidones de agua para poder cocinar o beber y ellos simplemente son custodios de que funcione esa vida familiar en un patriarcado donde las que llevan adelante la vida familiar y del país son las mujeres”.

“Tienen ganado que venden, no lo comen, porque lo pagan bien en trueque de alimentos (...) y los chicos no tienen el hábito de la alimentación”, describió Pisca y amplió: “Acá viene la tarea de Lourdes y sus misioneras que se encarguen de que cada cinco familias agrupadas en chozas, hacen un pozo de agua, al lado de ese pozo se le pone un equipo de energía solar que es el bombeador, eso cuesto mil euros y me hice el propósito de unas acuarelas que he ido pintado, el miércoles las mando a Madrid donde habrá una cena benéfica para la fundación Emalaikat que es para todas las misiones de Kenia y Etiopía pero lo recaudado de mis acuarelas lo voy a usar para un pozo si alcanza, dos es mi ilusión”.

En el mismo sentido, la artista argumentó: “Con mil euros que cuesta un pozo se alimentan siete familias y cada familia está integrada por 30 personas. Y además Lourdes al lado de ese pozo les hace una huerta y si esa gente aprende (a trabajar la huerta) Lourdes les hace una habitación grande que se transforma en un comedor que te lleva los nutrientes para que de lunes a lunes desayunen y almuercen todos los chicos de esas siete familias”.

“Hay un parate en el crecimiento intelectual de la población y están luchando contra eso a través del hambre”, aseguró la exsecretaria de cultura.

"Ellos viven en marrón y verde"

"Compré pinceles en Madrid, compramos cinco latas de látex de acrílico para exteriores colores primarios, blanco y negro, con ese cargamento llegué para que todo lo que yo podía llegar a hacer iba a tratar de llenarlo de colores, estos chicos no conocían el arte, nunca en su vida habían tenido un pincel en la mano, nunca habían visto la mezcla de colores porque están muy lejos de la realidad nuestra", contó Pisca.

Y relató: "Hice acciones en todas las tribus … en la primera acción corté unos 30 cartones de cajas de supermercados, armamos un círculo, le di un cartón a cada uno y se sentaron arriba del cartón, porque ellos duermen en la tierra y lo sintieron cálido y mullido y se sentaron, entonces yo agarré un cartón, me senté les dije que no nos íbamos a sentar, volví a agarrar el cartón y lo puse delante de mí y me acosté panza abajo con el cartón extendido en mis manos y lo dejé y me paré, abrí una lata amarilla y puse un pincel adentro y con ese pincel empecé a cubrir todo y se murieron, los ojos de esos chicos cuando vieron que abrí una lata que tenía algo amarillo adentro con lo que empecé a pintar y con esa lata la fui pasando y le di a cada uno un pincel y les daba para que cada uno meta el pincel dentro de esa lata y después abrí una lata de rojo y empecé a hacer manchas de rojo y los dejé que se paren y que, alrededor del cartón salpiquen y después en azul y cada uno hizo una obra de arte abstracta, fue una cosa maravillosa porque ellos viven en marrón y verde".

Para finalizar, Gabriela contó: "Yo a ésto no lo planifiqué, ésto salió de todas mis ganas y mi necesidad de pintar y de enseñar lo que genera la pintura y el color, realmente fue maravilloso (...) tengo 52 años, desde los 21 años enseño arte, nunca sentí que el arte sirvió tanto en toda mi vida como sirvió en estos diez días en África". 

“Más vale la pena en el rostro que la mancha en el corazón”

Miguel de Cervantes