El representante de la UE en las negociaciones por el Brexit, Michel Barnier, dijo que Londres abandonará oficialmente el bloque el 28 de marzo de 2019 pero que los socios aceptarán un periodo de transición para ayudar a preparar la salida, que durará hasta diciembre de 2020.
La fecha elegida está atada al actual período presupuestario del bloque regional, que dura siete años y termina el 31 de diciembre de 2020.
De esta manera, será financieramente más simple desenredar las deudas y los beneficios del Reino Unido aunque le quita tres meses al periodo de transición reclamado por la primera ministra británica, Theresa May.
Durante ese lapso, el Reino Unido podrá negociar nuevos acuerdos comerciales con terceros países pero no podrá rubricarlos, ya que todavía estará formando parte del mercado único y de la unión aduanera.
"No habrá transición a la carta", aseguró Barnier en una conferencia de prensa en Bruselas en la que reveló cuáles serán los términos impuestos por la Comisión Europea para ese lapso.
"El Reino Unido mantendrá durante este periodo de transición todas las ventajas, todos los beneficios, pero también todas las obligaciones del Mercado Único, de la Unión Aduanera y de las políticas comunes", aseguró el negociador, citado por la agencia de noticias EFE.
Además, señaló que la segunda fase comenzará con una negociación sobre el período de transición, punto sobre el cual Londres tendrá voz.
Por otro lado, informó que "todas las normas nuevas adoptadas por la UE durante la transición se aplicarán al Reino Unido", y precisó que el Tribunal de Justicia Europeo, la máxima instancia judicial regional, seguirá teniendo autoridad.
Este es justamente uno de los motivos por los que los británicos quieren abandonar la Unión Europea.
A partir del 30 de marzo de 2019, Londres perderá su lugar el Consejo Europeo, sus bancas en el Parlamento regional y sus asientos en los tribunales de la UE. Bruselas podría otorgarle algún asiento de observador en las comisiones permanentes y grupos de expertos, pero sin derecho a voto.
La decisión británica de abandonar el bloque europeo, votada en un referéndum en junio de 2016, pretendía eliminar la influencia que Bruselas ejerce sobre sus miembros.
Sin embargo, la unidad de los Veintisiete en las negociaciones colocaron a May en una posición de inferioridad que la obligó a traspasar todas las líneas rojas que había marcado al inicio de las conversaciones.
El resultado de 17 meses de tensas negociaciones parece haber asegurado las ataduras del Reino Unido con el continente al mismo tiempo que le quitó su influencia en las decisiones del bloque.
Las declaraciones de Barnier llegan pocos días después de que los líderes de la UE confirmaran que se podría pasar a la segunda fase porque ya había suficientes avances en tres cuestiones esenciales: los derechos de los ciudadanos, las fronteras de Irlanda y la factura que debe pagar Londres por el Brexit.
La próxima etapa, la más ansiada por el Reino Unido, incluye las negociaciones sobre las futuras relaciones comerciales entre los futuros ex socios.
El negociador europeo dijo que en esas reuniones buscarán establecer acuerdos sobre economía y sobre cooperación aérea, judicial, de defensa, seguridad y política exterior.
Agregó que si bien el Reino Unido abandona oficialmente el bloque a fines de 2019, esas cuestiones deberían estar resueltas seis meses antes para que el Parlamento y el Consejo Europeo, así como las autoridades británicas puedan decidir sobre el acuerdo.