El Ejército sirio llegó el martes a la ciudad de Deir Ezzor y logró romper el cerco que la milicia islamista radical mantenía hace tres años a una base militar controlada por el gobierno de Bashar al Assad. A esta victoria la siguió un refuerzo de la ofensiva militar para recuperar esta clave región del noreste del país, lindante con Irak, el otro bastión del EI, de la mano de Rusia.

Por eso, los ataques y los combates recrudecieron desde el avance del Ejército de la semana que terminó. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una organización cercana a la oposición en Siria con sede en Londres, denunció que los bombardeos rusos de las últimas 24 horas mataron a 34 civiles, entre ellos nueve niños y cuatro mujeres, informó la agencia de noticias EFE.

La organización también destacó que cuatro miembros de una misma familia fallecieron por los ataques, que buscaban allanar el avance del Ejército sirio sobre la ciudad de Deir Ezzor y sus alrededores.