El sol tiene “cosas positivas y negativas. Entre las positivas está la elaboración de la vitamina D, que toda mujer grande debe tomar cinco minutos -de sol- por día para poder tener la vitamina...además, cuando el sol brilla simula el hipotálamo y uno se siente mucho más feliz”.

 

Pero las condiciones atmosféricas han cambiado el los últimos 40 años, la capa de ozono se ha afinado, por lo que los cuidados a la hora de estar el sol deben potenciarse. La falta de calidad de la atmósfera hay que reemplazarla con un fotoprotector.

 

Ferraro explicó que hay que intentar minimizar los daños del sol, hay que tratar de disfrutar del sol, pero no abusar de los baños solares. Entre las 08 y las 10 de la mañana se logra un mínimo sufrimiento y un bronceado fantástico. Más llegando al mediodía, los rayos ultravioletas son perpendiculares y mucho más agresivos, la piel se pone más roja y menos bronceada.

 

La especialista aclaró que es mejor tomar sol que ir a una cama solar, cuando la piel comienza a ponerse roja significa que debemos alejarnos de los rayos, sin embargo en la cama solar esta advertencia no existe.

 

Recomendó que se renueve el protectos cada dos horas, ya que la piel traspira y hay cambios corporales. Para una piel más ocura se recomienda un factor 30 y para una piel más blanca factor 30.

 

Para los más pequeños

 

Desde el nacimiento a los 17 años el cuerpo determina la cantidad y tipo de lesiones que va a tener cuando sean mayores “si van a tener tumores, si van a tener lentigos -manchas en la piel-... es importante el cuidado de la piel en los primeros años de vida”.

 

La médica aclaró que son los padres quienes se deben responsabilizar, los más chicos, “no pueden determinar como cuidarse siendo tan chico”.

 

Un bebé de menos de un año no debe exponerse al sol. Luego del año, debe estar con sombrero, una remera y a la sombra, con protector factor 50 pediátrico, “la piel del bebé es muy delicada”