Así lo confirmó el ministro de gobierno santafesino, Pablo Farías, al asegurar que "cuando en las ciudades más grandes se ponen más regulaciones, las estructuras de las fiestas se trasladan a localidades más pequeñas, con estructuras de control más débiles".

 

La convocatoria se realiza luego de la muerte de una joven rosarina de 20 años, Giuliana Maldovan, y de un hombre de la ciudad bonaerense de San Nicolás, Lucas Liveratore (34), quienes asistieron a una fiesta electrónica en el boliche "Punta Stage" de Arroyo Seco, el fin de año pasado.

 

Ambos habían consumido pastillas de éxtasis y los fiscales que investigan el hecho -uno rosarino y otro nicoleño- aguardan los informes toxicológicos para determinar fehacientemente las causas de sus muertes.

 

Farías sostuvo que "hay que reglamentar eventos con concurrencia masiva, hay que trabajar sobre el factor ocupacional, la hidratación, la seguridad sanitaria" de las fiestas electrónicas.

 

"Hay una ganancia a costa de una concurrencia muy grande que se presta a otras situaciones y esto es lo que hay que atacar", sostuvo el funcionario en declaraciones a Radio Dos de Rosario.

 

El gobernador de Santa Fe, Miguel Lifschitz, dijo ayer que "quienes son empresarios de la diversión terminan lucrando con la salud y la vida de las personas" y agregó que "hay responsabilidad de los municipios que deben controlar".

 

En procura de mejorar esos controles, o al menos de establecer un piso normativo común, el gobierno convocó para el próximo lunes a intendentes de la provincia con el fin de avanzar en esos acuerdos.

 

"Es muy importante hacer todos los controles posibles, evitar que se distribuyan esas sustancias", sostuvo Farías en relación a la venta de éxtasis en fiestas electrónicas.