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Sociedad 30.11.2016

CHAPECOENSE

El estado de salud de los tres futbolistas sobrevivientes

Follman, Ruschel y Zampler fueron los únicos integrantes del plantel brasileño que salieron con vida a la caída; además, se salvó un periodista y dos tripulantes.

Por: La Nación /

 Fueron seis las personas que sobrevivieron al accidente del avión que trasladaba al plantel de Chapecoense rumbo a Medellín, para jugar la final de la Copa Sudamericana. De ellos, tres integraban el equipo de fútbol. Quiénes son:
 
Alan Ruschel
El brasileño Alan Ruschel tiene 27 años. Juega de lateral y llegó al hospital con un claro pedido a los médicos: que le guarden su anillo de casado. Su mujer, Amanda, confirmó que estaba vivo: "Gracias a Dios, Alan está en el hospital en estado estable", le dijo a los medios brasileños. "Estamos rezando por todos los que todavía no fueron rescatados. Fuerza para toda la familia", agregó. Según dijeron los primeros informes, Ruschel habría sufrido una fractura en la columna vertebral, aunque resta la confirmación oficial de los médico de la Clínica Somer.
 
El arquero Jackson Ragnar Follman
Con 24 años, es uno de los arqueros suplentes del plantel y llegó este año al club. Está internado en San Vicente Fundación, el mismo lugar en el que confirmaron la muerte del arquero Danilo, a quien habían encontrado con vida en el accidente. Según cuentan algunos medios colombianos, a Follman le habrían amputado sus piernas, aunque falta la confirmación oficial de los médicos. Su estado sería crítico.
 
Helio Hermito Zampier
Neto, como se lo conoce al jugador, tiene 31 años. Nacido en Río de Janeiro, el defensor pasó por varios clubes importantes de Brasil, como Vasco da Gama o Santos. Fue uno de los últimos en ser encontrado en el lugar del accidente, debajo del fuselaje. Todavía no se conoce cómo es su estado de salud. Neto está internado en el hospital de La Ceja tendría traumatismo severo de cráneo.

“Un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas”

Paul Auster