El partido que Juan Martín del Potro le ganó a Marin Cilic fue un presagio de lo que podía venir. El sueño de ganar la Copa Davis estaba latente y Federico Delbonis tenía la chance de hacerlo realidad. Iba a jugar el quinto punto, ese lugar incómodo en donde los sueños anteriores se habían esfumado. En donde habían caído otros grandes jugadores.

Pero al azuleño no le pesó la historia. No le pesó el protagonismo. Tuvo un primer set en donde estuvo muy fino y supo controlar el saque de Ivo Karlovic, su principal arma. Al croata no se lo vio firme en la voléa (no es su fuerte) y es por eso que el argentino supo aprovechar las oportunidades que tuvo para llevarse el primer parcial por 6-3.

El segundo set no iba a ser mucho más difrente al anterior. Delbonis se mantuvo firme con su saque y aprovechó la inconstancia del croata, que a medida que pasaban los games se iba desinflando. Por eso, se lo llevó por 6-4.

En el tercer parcial llegó la hora de la verdad y Delbonis supo como responder. Siguió fiel a su estrategia y dejó que Karlovic se equivocara con sus errores casi de principiante. De hecho, el croata solo tuvo un 30 por ciento de efectividad cada vez que fue a la red. Un nivel bajísimo para un profesional. Eso aumentó las chances del argentino que supo como controlar el partido y se terminó llevando el set por 6-2.

El triunfo de Delbonis, que jugó un partido muy inteligente, puso a la Argentina en la historia grande de la Copa Davis. Tras cuatro finales perdidas, por fin pudimos levantar el trofeo. ¡Salud campeones!