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Sociedad 22.11.2016

NACIDA EN LOS HORNOS

Una bióloga santafesina viajará a la Antártida a estudiar los "enigmas" del mar

 Será su cuarta expedición hacia las tierras más australes. Residirá 14 meses en la Base Carlini, con temperaturas bajo cero, para obtener datos sobre flora y fauna marítima. “Ya se pueden ver algunos efectos del calentamiento global”, advierte.

Por: Agenciafe/ElLitoral /

 Llegó con una mochila, como mostrando su indómito espíritu expedicionario. Sencilla en apariencia y formas, a Marcela Nabte ya no le quedan títulos por obtener: es Licenciada y Doctora en Ciencias Biológicas, y hasta hizo una investigación post-doc para el Conicet. “Yo no quería pasarme la vida delante de una computadora escribiendo papers académicos traducidos en inglés. Lo mío es ser una bióloga invernante de campo, estar en terreno buscando pruebas”, dice, sin dejar lugar a la duda.

Nació aquí en Santa Fe hace 40 años, en el barrio Los Hornos. Allí pasó su infancia. Egresó como técnica de la escuela Pizarro, pero su pasión era la biología y punto. En enero, viajará a la Antártida Argentina, residirá en la Base Científica Antártica Dr. Alejandro Carlini por 14 meses, para analizar la flora y fauna marítima.

No será su primera vez. Ya tiene tres expediciones o temporadas hechas a la Antártida, en las que se dedicó exclusivamente al seguimiento de la temporada reproductiva de las aves marinas. Pero ahora, se abocará al análisis de algas y demás organismos marítimos (como las llamadas “papas de mar”), entre otros.

En concreto, continuará los proyectos que ya están en curso y que duran todo el año, realizados por otros biólogos. También hará algunas visitas a los glaciares para observar depositaciones de nieve. Pero su lugar central de recabamiento de datos será una caleta que está frente a esa base austral.

“Trabajaré en continuo contacto con los buzos antárticos, gente entrenada para sumergirse en las aguas y traer muestras requeridas. A estas muestras, las analizaré en función de los proyectos que están en curso”, cuenta la experta en diálogo con El Litoral.

“Por ejemplo, se diseccionan los animales, se sacan fotos, se extraen datos que luego se sistematizan en planillas. Algo parecido con las algas marinas y otras plantas”, precisa.

Bióloga de campo

“No soy jefa de ningún proyecto”, deja aclarado, reafirmando su función y su principal inclinación científica. “Soy bióloga de campo: lo que más me gusta es estar afuera buscando datos que luego van a planilla y llegan a la persona responsable de un proyecto determinado”.

Por ejemplo, en su expediciones anteriores, se la pasó estudiando el peso de arribo de pingüinos y petreles, que volvían luego de haberse ido y ausentado durante meses. “Ver si venían más flacos o gordos, en buen estado o no: ése era mi trabajo”.

Nabte egresó de licenciada de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, en Puerto Madryn. Al doctorado en Ciencias Biológicas lo hizo en la Universidad Nacional de Mar del Plata. Sus viajes están coordinados por la Dirección Nacional del Antártico (DNA) -que depende del Ministerios de Relaciones Exteriores y Culto de la Nación- y por del Instituto Antártico Argentino (IAA).

Convivencia en la base

En la Base Carlini, cada año invernan entre 27 y 30 personas. Hay una dotación militar dedicada a la parte logística, integrantes de Prefectura Naval y de la Fuerza Aérea, un médico, dos personas destinadas a la parte de comunicaciones y el biólogo invernante. También hay gente dedicada a mantenimiento de la base. En el Hércules, llega toda la dotación. Y ahí queda, durante una temporada completa.

Las temperaturas en verano son de menos 5 o menos grados bajo cero. En el invierno, de menos 25 grados. Pero este año hubo mucha lluvia en la zona austral. Van científicos argentinos e incluso extranjeros que están involucrados en alguno de los proyectos científicos. Hay investigadores de varios centros que asisten por temporada, incluso extranjeros.


“La convivencia es muy buena. Por ejemplo, la primera vez fui con el preconcepto de que los militares eran personas rígidas. Pero no era así, hasta que los conocí y conviví con ellos. Cada persona tiene un pensamiento diferente del propio, y se aprende de ellos, es recíproco: vas conociendo la historia de cada persona”, relata. La experta es la primera bióloga invernante que fue a la Antártida. Y es santafesina, nada menos.

Cambio climático

Consultada sobre si ya empieza a haber impactos en la Antártida por el cambio climático y el calentamiento global, Nabte contó que vio proyectos de investigación que están dando indicadores negativos. Y puso un ejemplo: “Hay gente que hace más de 20 años que va a la base, y nos cuenta que en la caleta antes había una islita de roca que no se veía porque estaba tapada por un glaciar. Pero, hoy esa isla pequeña se ve. Y se ve porque el glaciar retrocedió mucho”, advirtió.

También se están notando cambios en algunas especies marinas. “Hay una incidencia del cambio climático. Además, está lloviendo mucho y muy copiosamente en la Antártida, algo que es muy raro. Hace un mes que el paisaje de la base donde iré, está como si estuviésemos en enero o febrero. Es muy poco habitual. El retroceso del glaciar es la muestra más cabal del calentamiento global”, cerró.

“Un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas”

Paul Auster