El director de Regiones de la ONG Techo, Francisco Susmel, manifestó que el objetivo del relevamiento fue "determinar, caracterizar y georeferenciar" los asentamientos irregulares. De acuerdo al informe, uno de cada diez argentinos vive en villas. 

 

"En la mayoría de los casos hay posibilidad de mejoramiento, de reurbanización para la gente que ya está en los asentamientos. Esto posibilita que no haya muchas relocalizaciones", agregó Susmel.

 

Para el referente de la ONG, el relevamiento sirve para "insertarse" en la agenda pública, lo que puede generar "construcción de políticas de Estado".  

 

De los casi tres millones de personas, más de la mitad viven en la provincia de Buenos Aires, donde se contabilizaron 397.705 familias. Le sigue Capital Federal con 82.585; Rosario con 49.475 y Misiones con 21.700.

 

El estudio, que será presentado en Rosario este miércoles, indica que hay al menos 2.432 asentamientos en los 11 territorios relevados (Capital Federal; provincia de Buenos Aires; provincia de Córdoba; Gran Corrientes; Gran Resistencia; parte de la provincia de Misiones; Alto Valle de Neuquén; Plaza Huincul Cutral-Có y Arroyito, Alto Valle de Río Negro; parte de la provincia de Salta, el Área Metropolitana de Rosario y San Miguel de Tucumán). En esa cantidad de lugares viven cerca de 650 mil familiares, lo que da un número aproximado a tres millones de personas. 

 

En los asentamientos apuntados, la mayoría de los habitantes no tienen acceso a la red cloacal o al agua corriente, dos de los tres servicios públicos básicos. Además, no poseen título de propiedad de los terrenos donde viven.

 

El informe detalla que en el 73 por ciento de los asentamientos irregulares, la mayoría de la gente no cuenta con acceso formal a la red de energía eléctrica, el 98 por ciento no tiene acceso a la red cloacal, y el 95 por ciento no tiene agua corriente. Además, en el 16 por ciento de las villas de emergencia, la mayoría de las familias bebe agua de pozo y simultáneamente elimina sus excretas a través de un pozo ciego sin cámara séptima, lo que implica un riesgo sanitario.