El primer ministro de Italia Matteo Renzi lanzó hoy un fuerte pedido de voto por el "Sí" de cara al referéndum que el próximo 4 de diciembre someterá a votación la reforma constitucional que impulsó su gobierno y, en medio de críticas al "egoísmo" de Europa y definiéndose parte de una "izquierda mundial en dificultad", aseguró: "Nuestro destino es cambiar Italia".

"Esta es la Plaza del Pueblo, no la del populismo. Nuestro destino es cambiar Italia, no pelear entre nosotros, porque el referéndum es una alternativa entre futuro y pasado", aseguró Renzi en el acto convocado por el oficialista Partido Democrático (PD), de cara a la votación clave para el futuro de su gobierno.

El referéndum decidirá la suerte de la reforma propuesta por Renzi que incluye, entre otros puntos, la eliminación del Senado como forma de hacer más estable la política del país.

"Lo importante es que no pasemos los próximos 20 años preguntándonos quién ha cortado la experiencia reformista italiana. El referéndum no es el punto de llegada, sino el de partida", animó a los más de 25.000 partidarios que colmaron buena parte de la céntrica Piazza del Popolo, en el centro de Roma.

En un discurso en el que no faltaron las críticas la oposición, aseguró que "la honestidad no basta" para conducir el país", en referencia al eslogan del Movimiento Cinco Estrellas (M5E). "Si se habla de honestidad y no se resuelven los problemas del país, no se es creíble", agregó.

La maquinaria del PD superó con creces la primera prueba de cara a un referéndum en el que la participación en las urnas tendrá un rol central: así, el oficialismo se organizó para que concurrieran no sólo 350 micros de toda Italia, sino también ocho trenes especiales y cuatro aviones desde Sicilia y Cerdeña.

Entre los viajeros que fueron ilustrando su llegada a través de las pantallas gigantes que de espalda al parque Villa Borghese se activaron apenas pasado el mediodía romano estaba la ministra de reformas Constitucionales y Relaciones con el Parlamento, María Elena Boschi, llegó en un tren especial desde Florencia en medio de un mar de 600 remeras con la leyenda "Basta un Si" (Alcanza un si).

En otro tren especial repleto de militantes del PD llegaron desde Milán el números del PD, Lorenzo Guerini y el alcalde de la ciudad norteña, Giuseppe Sala.

Más allá de las miles de personas, y en un signo de preocupación para el oficialismo de cara al referéndum, no estuvieron presentes los miembros de la "minoría PD", el grupo rebelde liderado por los diputados Pier Luigi Bersani y Roberto Speranza que ha sostenido que votará por el "no" en diciembre. Tampoco concurrió el diputado Gianni Cuperlo, quien mantiene dudas sobre su voto y se mostró contrario a una plaza que consideró "divisiva" para los italianos.

Con la mira en acabar con el "bicameralismo perfecto" del país, la reforma que será sometida a referéndum el 4 de diciembre prevé, entre otros puntos, la reducción del Senado de 315 a 100 miembros, la elección indirecta de sus integrantes, la supresión de casi todas sus funciones legislativas y un nuevo organigrama nacional en el que dejarán de existir las provincias.

Criticada por una oposición que une a la extrema derecha de la Liga Norte con los antisistema del M5E, el PD promete que la norma dará un ahorro de casi 500 millones de euros a las arcas italianas y hace campaña sobre la necesidad de una norma que otorgue "estabilidad" a un país que tuvo 63 gobiernos en 70 años.

En un discurso en el que no faltaron las citas con elogios al presidente estadounidense Barack Obama y las críticas a una Europa "con egoísmo que prefiere alzar muros en vez de construir puentes", Renzi destacó a la alcaldesa de Lampedusa Giusi Nicolini, que lo precedió en el palco y fue, por lejos, la más oradora de la serie de dirigentes del PD que hablaron bajo la tarde soleada del otoño romano.

"Los demócratas mundiales deben buscar los valores fundamentales de su identidad. Si hasta en Estados Unidos hay riesgo de que haya un populismo al gobierno... la izquierda mundial esta en dificultad, debemos dar una batalla para restituir el alma al continente europeo", pidió.

"Todo depende de nosotros para decidir si construir el futuro o hacer como cuando pasa el tren y no se sube, por miedo, pereza, o porque es tarde. Tenemos que subirnos al tren y guiarlo", finalizó.