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Educación 24.10.2016

LOCALES

Manos a la Huerta suma vecinos y niños a una alimentación saludable

 El programa forma parte del proyecto Conectate con Alto Verde. Son 30 las familias que impulsan un espacio en sus casas. Además, crearon un invernadero en la Manzana 7 y trabajan con los chicos de la escuela Nº 533 Victoriano Montes

Por: Agenciafe/UnoSantaFe /

Un grupo de estudiantes de distintas facultades de la Universidad Nacional del Litoral realiza un trabajo de extensión en el barrio Alto Verde. El proyecto fue bautizado con el nombre de Conectate con Alto Verde, y es coordinado por el Movimiento Nacional Reformista. Desde 2012 vienen trabajando con el eje Manos a la Huerta y lo hacen con diferentes iniciativas, entre ellas la promoción de huertas familiares sobre la base de la agroecología en conjunto con el programa Pro Huerta del Inta. En la actualidad son unas 30 las familias que desarrollan una huerta en sus casas.
Asimismo, y desde 2014, llevan adelante la construcción de un espacio comunitario, el cual cuenta con una huerta y un invernadero para que, junto al vecino y vecina de Alto Verde, se lleven adelante las capacitaciones y puesta en práctica de saberes basados en la siembra, cosecha y producción de plantines. Todas estas actividades enmarcadas dentro del concepto de la economía social y solidaria, la cual revalida las bases de la cooperación, la solidaridad y la producción con el cuidado del medio ambiente. Está ubicado en la Manzana 7 del distrito costero.
Pero además y siguiendo esta línea, desde el 2015 hasta hoy vienen trabajando con diferentes instituciones educativas del barrio, brindándoles semillas, herramientas y acompañamiento. Esta tarea la llevan a cabo con alumnos de primer y segundo grado de la escuela Nº 533 Victoriano Montes, y además en forma coordinada con la organización civil Rizoma.

Germán Rosas es uno de los coordinadores del programa Conectate con Alto Verde y dio más detalles: "Tenemos varios ejes en los que trabajamos en el barrio Alto Verde. Una es la huerta, el otro es la problemática de la salud y el medio ambiente y el otro, es la educación no formal, donde trabajamos con los niños", dijo y luego se refirió a la huerta y al espacio comunitario donde también está el invernadero.
"Hay un buen trabajo con unas cinco familias que se acercan al espacio y les entregamos semillas a otras 30, pero hoy no se les brinda asesoramiento como se hacía antes. Durante mucho tiempo les dábamos las semillas y los asesorábamos para que creen su propia huerta; hoy nos abocamos más al espacio comunitario y al invernadero", detalló Rosas y luego contó que, además, "trabajamos con una institución del barrio que es la escuela Victoriano Montes, con nenes de primer y segundo grado". El invernadero está en la Manzana 7, a pocos metros de la escuela, en un espacio de la organización Manos Abiertas. El proyecto se desarrolla en articulación con esta fundación y también con otra que es la ONG Rizoma.

Con los más chicos

Más adelante, dio más detalles sobre esta propuesta y contó: "Hace unos años, en el marco de la Economía Social y Solidaria empezamos a trabajar con los vecinos en la elaboración de plantines y de ahí surgió el invernadero. Al principio no tuvo mucha repercusión y no se pudo sostener en el tiempo. Entonces nos planteamos otros objetivos y pensamos en este lugar y lo desarrollamos como un espacio educativo, de encuentro y experimental, donde podamos probar distintas técnicas vinculadas a las huertas agroecológicas".
Con los chicos de la escuela también trabajan la soberanía alimentaria y una de las ramas son las huertas comunitarias, individuales y sobre todo las agroecológicas. "A través de las huertas tratamos se enseñarles y de acercarles el concepto de seguridad alimentaria. Con la escuela venimos trabajando desde el año pasado. A fin de año tenían una huerta muy linda, muy grande, cosecharon y comieron los productos. Este año también hicieron una escuela abierta, una jornada donde también aprovecharon lo que produjeron", contó más adelante Germán Rosas.
Pero además con los chicos trabajan con distintos dispositivos lúdicos, juegos, cuentos, experiencias, los distintos conceptos de la soberanía alimentaria para que "ellos aprendan las diferencias entre un producto transgénico y otro agroecológico", dijo y luego agregó: "Es muy complejo porque estamos trabajando con nenes de seis y siete años, entonces tratamos de usar muchos ejemplos y de bajarlo a tierra, queremos generar una cultura, imponer valores".
Cómo funciona
En lo que tiene que ver con el trabajo con los vecinos y las familias propiamente dicho, Rosas contó que "por un lado entregan semillas y trabajan con las familias en las huertas y a la vez está el invernadero, que es un lugar de encuentro y asesoramiento", dijo y en esta línea agregó: "Cuando hacíamos el seguimiento, las quintas eran más lindas; hoy tal vez no le dan tanta atención pero siguen funcionando y cuando pueden se acercan a pedir consejos y asesoramiento".
Pero, a su vez, con el invernadero buscan la integración en ese espacio comunitario para que "vean cómo funciona; cómo es el proceso de la siembra en bandejas o en almácigos de la semilla; como surge el plantín, el trasplante del plantín a la tierra y por último la cosecha; y también tenemos el compost, porque cuando se cosecha hay muchos productos que son orgánicos y sirven para producir tierra fértil y buena. Entonces buscamos que sea un espacio educativo e integral para todo el barrio".
Este espacio se llama Uepa (Unidad de Experimentación y Práctica Agroecológica). "Todos los sábados vamos al espacio, es comunitario, damos charlas. Estamos ahí de 9 a 13 y los vecinos saben y se acercan, pero no hay una continuidad, por ahí van dos o tres o por ahí tenemos más de 10, pero siempre pasan. Pero está bueno porque muchos van con sus hijos, es un espacio de encuentro", expresó más adelante Rosas.

"En cuanto a la escuela, hay un trabajo propiamente dicho con la huerta que los chicos trabajan toda la semana. Se organizan para quiénes la riegan, la desmalezan y lo hacemos en coordinación con una docente. Nosotros una vez a la semana o cada 10 días nos damos una vuelta y vemos qué problemas tienen, si tienen hormigas, si hay mucha humedad y ahora por ejemplo estamos observando que vamos a tener problema de sombra. Entonces vemos de qué manera lo podemos solucionar para aminorar la intensidad del sol", dijo.
Para finalizar, Rosas resumió: "Entonces por un lado, está eso y por otro, trabajamos los conceptos de soberanía alimentaria y pactamos distintos encuentros con los vecinos del barrio".
Trabajo que empezó con los más chicos
Este trabajo de extensión se inició en marzo de 2010 cuando un grupo de estudiantes comenzó a brindar apoyo escolar a niños de distintas instituciones escolares del barrio. El nexo con el espacio se estableció a través de la acción voluntaria de egresados de la Escuela Inmaculada Concepción, cuyo accionar trunco significó el punto de partida. A partir de las primeras experiencias y el intercambio con los niños, se fueron descubriendo nuevos métodos para trabajar, redimensionando la idea de enseñanza y entendiendo que nuevas metodologías permitían un aprendizaje mutuo y no académico.

“Llegará el día en que una sola zanahoria, observada con los ojos nuevos, desencadenará una revolución”

Paul Cézanne, pintor francés