Parece una historia de brujas y hechiceros crueles y oscurantistas, pero quedó en el medio del domingo de cientos de santafesinos que esta mañana caminaban por el Espigón I en la Costanera Oeste, junto a sus perros y sus hijos.

En el ingreso al espigón, a metros de la alfombra mágica, sobre la arena hay una manta color rojo escarlata, sobre la que dejaron 4 aves muertas y restos de tres velas. Sobre una de ellas hay un pescado muerto. A solo dos metros también hay una cabra degollada —de color negro— y en su pelaje colocaron monedas (de un peso, de 25 centavos) y pétalos de flores.

Tiene toda la pinta de ser un hechizo o sacrificio ritual —que en pleno siglo XXI parece más una demostración de sadismo y crueldad—, que se realizó durante el fin de semana, probablemente de noche.

¿Un rito satánico?

Cualquiera que investigue en la web, y quiera abonar esta teoría, descubrirá que la cabra negra es uno de los íconos que se usan para simbolizar al diablo y también están las monedas —¿las monedas de Judás? (las treinta piezas de plata por las que vendió a Jesús)—. Sin embargo no hay un pentagrama visible para definirlo como satánico. Otra posibilidad es enmarcarlo en un sacrificio o ritual umbanda o en honor a Yemanyá, orisha femenina del panteón yoruba, culto muy extendido en Brasil, y que suelen hacer sacrificios cerca de cursos de agua.
Pero es entrar en un terreno especulativo, macabro y retrógrado.