Deportes 22.03.2016
CENTRAL SE LO JUGÓ Y SE LO GANÓ A SARMIENTO COMO UN FAVORITO A LA CORONA
Por: Agenciafe/La Capital /
Estuvo bastante lejos de jugar con la solidez acostumbrada de un equipo que está ensamblado para pelear por la corona en serio. Sin embargo fue un perro de presa en el área de enfrente. Por momentos dejó la sensación de que el cansancio por la doble competencia pondría al local en jaque. No obstante mordió cuando debía hacerlo. Y sacó a relucir que no quiere dejarle libre el camino al también puntero Godoy Cruz porque supo frotar la lámpara divina cuando las ideas estaban ausentes.
Este equipo ya demostró que no es menos que nadie, pero sí más que muchos. Además, cómo ponerlo en duda, si en cada jornada que se consume le queda más a tono el traje de firme candidato, pese a que venía de pegarse feo ante Patronato y empatar dos veces seguidas en Arroyito (River y Banfield).
Sin dudas, sólo un plantel convencido de su fortaleza interna puede alimentar el gran sueño que tiene toda la comunidad canalla.
De ahora en más llegará una cadena de ocho desafíos. Hace rato que no es mirado como un equipo que sólo está arriba para molestar, hacer ruido o darle algún dolor de cabeza a alguien. Es y seguirá siendo observado con la lupa de la máxima demanda. La de anoche fue otra exigente prueba de valor que evidenció que el sueño es posible. Por actitud y convicción. E incluso cuando su mejor juego no apareció en la magnitud acostumbrada.
Claro que todo tiene un costo físico, por eso la postal fue la que reflejaba a algunos jugadores exhaustos por el enorme esfuerzo realizado, por eso las modificaciones llegaron como un alivio para Lo Celso y Ruben, quienes debieron ser reemplazados.
Es más, muchos quedaron virtualmente tendidos en el césped buscando aire para recuperarse cuando todo terminó.
Otros saltaron imaginariamente en un verdadero remolino de felicidad por haber puesto otra vez un pie en la cima del torneo. Y los hinchas, que prácticamente se comieron las tensiones, liberaron toda la adrenalina una vez consumada la victoria. Y dejaron Arroyito con el pecho inflado y mirando a todos desde bien arriba. Más allá de las formas, para las que hay tiempo para recuperarlas.
Porque poco importará hoy en día si tuvo volumen de juego. Si hubo dificultades para plasmarlo. Si las piernas pedían clemencia en algunos casos puntuales. Lo que cuenta es que la victoria quedó en casa y sirvió para alcanzar a Godoy Cruz y ratificar que Arroyito está en orden. También para dejar sentado que Central es un equipo con memoria. Y que nunca más permitirá que lo bajen de esta contienda que lo tiene como uno de los máximos exponentes y favoritos a la corona.
Volvió al triunfo y estiró el invicto en Arroyito
Central necesitaba reencontrarse con el triunfo en Arroyito. Venía de dos presentaciones en las que apenas había sumado dos puntos fruto de los empates ante River (3 a 3) y Banfield (2 a 2). A eso había que sumarle el traspié sufrido ante Patronato. Había muchas excusas para no ceder ante Sarmiento, que demostró anoche por qué está último. Y el Canalla, sin realizar un gran producción, pudo izar la bandera de la victoria con el Paraná de fondo y estirar el invicto en el Gigante a 22 encuentros. La última caída data del 30 de noviembre de 2014 en la goleada 3 a 0 sufrida ante Racing.
El cansancio dominó la escena
Las piernas iban a un ritmo. La cabeza a otra marcha. Central llegó a este parate por las eliminatorias puntero otra vez. Y muy cansado. Evidenció notables signos del trajín que acarrea por la doble competencia. Hasta Coudet tuvo que salir a afirmarlo en la conferencia de prensa (ver página 5). El halo positivo, además de la victoria, es que la tropa aprovechará estos días sin competencia para recuperar energía y oxigenar la mente y el alma.
En varios pasajes de la primera mitad se pudo observar a algunos jugadores tomándose las rodillas o mirando hacia el descolorido césped durante unos largos segundos cuando la pelota se iba o era turno de lanzar alguna jugada de pelota parada.
Caía de maduro que la presentación en Uruguay ante River estaba demoliendo las reservas de energía. Tal es así que el Chacho desvío la atención en medio del chato partido y comenzó a arengar a la gente para que el Gigante elevara la efervescencia.
Fue un gesto más para la tribuna que para adentro de la cancha, en la que los protagonistas no podían decodificar ninguna indicación por la sencilla razón de que las piernas iban a un ritmo y la cabeza a otra marcha.