En Unión el foco está puesto en las incorporaciones y posibles salidas, pero la realidad es que hay otro tema igual de crucial paralelamente: las inhibiciones. La deuda es mayor a los 700.000 dólares y, sino se paga o llega a un acuerdo con los clubes que reclama, no podrá utilizar los refuerzos. Esto es un dolor de cabeza que el DT Cristian González quiere sacarse de la cabeza, por eso la dirigencia busca los caminos adecuados.

Lógico, ya a esta altura conseguir la autorización para girar al precio oficial es complicado, por lo que habrá que hacer un esfuerzo mayor. La dirigencia insiste en que cuenta con el dinero, pero no lo pueden enviar. El tema es que los tiempos son los mismos para quienes reclaman y esto podría agudizarse más.

El que está más férreo en su lucha es Deportivo Capiatá, que espera los cerca de 600.000 dólares por el 60% del pase de Junior Marabel, al que Unión ya prestó a Palestino de Chile. El club quiere todo el dinero y el Tate apuesta por un plan de pagos. Se sigue charlando.

La deuda con Capiatá por Marabel, la más complicada para Unión. UNO Santa Fe | José Busiemi

Mientras que los otros montos que restan son muchos menores: 65.000 dólares (más intereses) a Independiente Medellín de Colombia por Bryan Castrillón; y 32.059,79 dólares en concepto de "indemnización por formación" del Club Social y Deportivo Itapuense de Encarnación de Misiones por Juan Carlos Portillo, transferido a Talleres.

Un tema sin solución todavía para la dirigencia, que sabe que el margen se agota. Cosas que se saben hace semanas y se espera siempre hasta lo último para intentar pagar a un valor "más sano", pero en Argentina no es posible cuando se trata de dólares y Unión también lo sufre. Pero lo tiene que resolver, sino quedará imposibilitado de usar los refuerzos.