Desde diciembre de 2020 hasta hoy pasaron prácticamente tres años. Atravesamos una pandemia, una guerra, el dólar siguió subiendo, ganamos la tercera estrella en el fútbol y tantas cosas más. Durante todo este tiempo, Los Pumas supieron que para clasificar a cuartos de final del Mundial de rugby de Francia 2023 deberían ganarle a Japón. Transcurrieron casi tres años. Y el momento llegó.

Este domingo, el seleccionado nacional de rugby enfrenta a los Brave Blossoms, en un mano a mano que es mucho más que un partido para pasar a la siguiente ronda de la Copa del Mundo. También hay en juego buena parte del futuro de este deporte en nuestro país a nivel global.

“Foco”, la palabra clave

El equipo que dirige el australiano Michael Cheika viene de menor a mayor en el Mundial, aunque aún sin convencer del todo. Arrancó muy mal ante Inglaterra, perdiendo pese a jugar con uno más prácticamente todo el partido. Le ganó a Samoa dejando dudas y complicándose solo el resultado. Y goleó a Chile en un partido con pocas equivalencias.

Los Pumas deberán ganarle a Japón para clasificar a cuartos de final. (Foto: Reuters).

En estos tres juegos (e incluso antes), el staff técnico utilizó mucho la palabra “foco”. Hacer foco, enfocarse, no perder de vista el objetivo y la idea. Y eso también se fue logrando de menos a más.

No es lo que se pretendía, pero es lo que pasó. El equipo estuvo inconexo, desconcentrado. Sin ese foco que se le pedía. En cada partido esa desconexión fue en menor medida, pero desde el cuerpo de entrenadores saben que hay que seguir trabajándolo y será clave para el duelo del domingo en Nantes.

Cuando lo tuvieron, demostraron que saben hacer las cosas, llevaron adelante el plan de juego y ejecutaron buenos movimientos, que generan confianza. Cuando lo perdieron, se mostraron vulnerables, imprecisos y con dudas, y la mente empieza a tambalear.

Si Los Pumas mantienen el foco, si se sueltan del todo -como hasta ahora no pudieron-, si rompen ese bloqueo mental que arrastran, no deberían tener problemas en superar a Japón. Está en ellos lograrlo y pasar a cuartos de final, o recibir un duro cachetazo que repercutirá fuerte en el futuro del rugby nacional.

La clave pasará por mantener el gran rendimiento en las formaciones fijas, pero habrá que ajustar lo que pasa en los rucks y bajar mucho la cantidad de tackles errados. Y soltarse. Creer en su juego.

Michael Cheika podría no seguir al frente de Los Pumas si el equipo no logra la clasificación. (REUTERS/Peter Cziborra) Por: REUTERS

¿Tiempo de cambios?

El debate por el puesto de apertura está en su punto máximo. ¿La apuesta de Cheika por Santiago Carreras está dando resultados? ¿Debería jugar Nicolás Sánchez? El cordobés Carreras es el 10 que el australiano eligió, pero el tucumano Sánchez tuvo un buen partido frente a Chile y mete presión con su trayectoria.

Cheika está frente a una encrucijada que deberá resolver. Confiar en su elección o dar un golpe de timón y que el Cachorro vuelva a conducir al equipo. Si esa es la decisión final, Carreras podría seguir en el XV titular como fullback. Juan Cruz Mallía podría correrse del fondo de la cancha a una punta, y el que saldría sería el picante Mateo Carreras.

Con Emiliano Boffelli con un lugar asegurado como wing, en el centro de la cancha habrá que elegir entre Lucio Cinti o Matías Moroni para acompañar a Santiago Chocobares. Armar la línea de backs no será tarea fácil, con muchas buenas opciones.

Algo similar ocurre con el medio scrum. Tomás Cubelli pide pista, pero Gonzalo Bertranou es hace tiempo el 9 que va de arranque. En la segunda línea, Cheika cuanta con tres nombres para dos lugares: Guido Petti, Matías Alemanno y Tomás Lavanini.

QUIÉN SERÁ EL APERTURA. Nicolas Sánchez y Santiago Carreras, la gran duda de Cheika de cara al partido con Japón (REUTERS/Stephane Mahe) Por: REUTERS

Gonzalo Bertranou es el medio scrum titular de Los Pumas, pero sus actuaciones en el Mundial no convencen. (REUTERS/Benoit Tessier) Por: REUTERS

También habrá que ver cómo se arma la tercera línea, si se mantiene a Juan Martín González como octavo o se busca una opción natural en ese puesto, para manejar mejor la base del scrum. En la primera línea, la situación parece más clara. La responsabilidad de armar el equipo es tan grande como lo que está en juego.

El futuro en 80 minutos

Pasar a cuartos de final del Mundial es una de las varias cuestiones que estarán en juego frente a Japón. Porque si quedan eliminados será el último partido de Michael Cheika al frente de Los Pumas, y será tiempo de hacer el balance de la gestión para luego dar paso a la era de Felipe Contepomi.

Si el seleccionado avanza habrá que seguir mejorando para el cruce en cuartos, el sábado 14 de octubre en Marsella. Y soñar, por qué no, con algo más grande.

En caso de una derrota ante los japoneses, el golpe sería demasiado duro, con una segunda eliminación consecutiva en fase de grupos, ya que no se pudo pasar de ronda en Japón 2019. Y esto podría ser un problema a futuro.

La Unión Argentina de Rugby está en negociaciones para reingresar desde 2026 al Super Rugby, la competencia de equipos que reúne a los mejores de Nueva Zelanda y Australia, con una franquicia como fue Jaguares, que incluso llegó a una final y elevó el nivel de Los Pumas.

El partido ante Japón será clave para el rugby argentino. (FOTO: CLEMENT MAHOUDEAU, AFP).

Estas conversaciones serán más difíciles de no pasar a cuartos, porque seguramente Japón levantará la mano y pedirá un cupo en algún torneo internacional. Claro, los Brave Blosoms habrán clasificado en los últimos tres Mundiales a la siguiente ronda, mientras que Los Pumas habrán tenido dos intentos fallidos.

El contrato por el Rugby Championship está firme hasta 2030 y Argentina seguirá siendo un equipo de Tier 1, de la elite del rugby mundial, pero costará más recuperar la confianza si se da un paso en falso este domingo.

No solamente del mundo del rugby, sino de las empresas que apuestan por apoyar al deporte. Los ingresos serán menores y las posibilidades también escasearán. Y bien sabemos que sin plata todo es cuesta arriba.

Por el contrario, de meterse en cuartos -o tal vez más lejos- las arcas podrían llenarse nuevamente, con chances de llevar adelante nuevos proyectos e inversiones en todo el país, para mejorar el rugby de base y tener más y mejores jugadores.

Los del domingo serán 80 minutos a todo o nada, pero con el futuro en la mira.