Unión volvió a quedarse con un sabor agridulce con la igualdad de este sábado ante Platense en el estadio 15 de Abril por la 25ª fecha de la Liga Profesional. Por un lado, extendió la sequía a cuatro sin ganar. Es decir, desde que tomó las riendas Cristian González, que lleva una caída y tres empates.

Si bien recién se están notando algunos detalles de la idea del entrenador, lo que sobresale ahora es la falta de gol. Si bien es cierto que es un equipo sólido, le cuesta concretar las situaciones que crea. Esto atenta con la posibilidad por ahora de sumar de a tres. Así y todo, hay aspectos que se rescatan.

Le entrega y sacrificio es algo inegociable. Queda plasmado, porque casi todos terminan fundidos de correr y meter. En un fútbol tan parejo como el argentino, a veces la falta de jerarquía se suple con enjundia y tesón. En esto sí se aferra Kily, que hay algo que mantiene: el aporte de los chicos de inferiores.

Si bien esto empezó con Gustavo Munúa, encontró su punto máximo con Sebastián Méndez, que hizo varias a puestas en un momento límite y salieron bien. González se dio cuenta que este puede ser el camino y trata de fortalecerlo. Es así como ante el Calamar, el Tate terminó el partido con seis jugadores formados en las inferiores: Francisco Gerometta (reemplazó a Federico Vera), Nicolás Paz, Franco Calderón, Mateo Del Blanco, Jerónimo Dómina y Mariano Meynier.

Mariano Meynier debutó en Unión ante Platense y terminó siendo la dupla de ataque con Jerónimo Dómina.

Sobre todo los dos puntas, los dos más jóvenes en esta recta final del campeonato. Si bien es cierto que Unión tiene un plan corto, quienes dan la cara y se la juegan son los pibes, en detrimento por ejemplo de Oscar Piris, Luciano Aued y Thiago Vecino, tres de las incorporaciones para este campeonato que prácticamente no participan. Kily ya avisó que precisa refuerzos, pero que el gran sustento será esta base, que espera mantener para la Copa de la Liga.