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Deportes 19.02.2023

El salteño de 9 años que la rompe en Barcelona y sueña con conocer a Messi

Hijo de una familia trotamundos, arribó a Catalunya e inmediatamente fue captado por el club

Fuente: LA NACIÓN

Gonzalo y Agustina estudiaron juntos en Estados Unidos, en la Universidad de Maine. Él llegó con una beca deportiva como jugador de “soccer” y ella como psicóloga. Al tiempo se casaron, se fueron a vivir a Suiza y luego de dos años regresaron a Salta, de donde él es oriundo. “Acá tuvimos dos hijos, a Santiago, el mayor, y a Pedro, el más chico”, contó alguna vez Gonzalo Juárez al diario salteño El Tribuno.

En 2016 cuando, Santiago tenía seis años y Pedro todavía no había cumplido tres, la familia Juárez se mudó nuevamente. Esta vez se fueron a vivir a Estados Unidos, a Silicon Valley, porque Gonzalo y su hermano Sebastián buscaban fondos para continuar desarrollando la start-up tecnológica que juntos crearon en Argentina.

 

 


 

 

Para facilitar la integración al nuevo entorno del mayor de sus hijos, su papá Gonzalo se sumó como entrenador del equipo de fútbol del colegio. Le experiencia fue reveladora. Santiago dejó claro desde el primer momento que el fútbol no era para él, que prefería los videojuegos y Pedro, de dos años y medio, se colaba en los partidos a pesar del esfuerzo de su mamá por retenerlo. el chiquito deslumbraba con su temprana habilidad.

Pedrito comenzó a jugar al fútbol en un entorno recreativo, que es mixto y donde no hay resultado final, pero la pasión con la que lo hacía, y la manera en que se destacaba en cada partido, obligó a un cambio de planes. Con solo tres años el más chico de la familia se sumó a un pequeño equipo de San José, donde vivían, integrado en su mayoría por latinos, que jugaban en forma competitiva con chicos más grandes que él.

 

 

 

 

 

Pedro todavía no juega en canchas grandes, por su edad. Ese salto llegará en dos años

Los Juárez son trotamundos, y luego de un tiempo en Estados Unidos, a mediados de 2020, decidieron mudarse a Catalunya ya que Gonzalo trabajaba en colaboración con una empresa alemana y Agustina, que es psicóloga, esta matriculada allí. Vivir en España era lo más conveniente para la ocupación de ambos. Antes de aterrizar en el nuevo destino familiar, lo primero que hizo Pedro fue preguntarles a sus padres si ahí donde iban a vivir había algún parque cerca para jugar a fútbol.

Al llegar a Barcelona, y antes de anotarlo en el colegio, sus papás encontraron un lugar para que Pedro, ya de seis años, jugara al fútbol. El Atlétic Sant Just fue el equipo que lo recibió, pero a los pocos días, los buscadores de talentos del Espanyol y del Barcelona lo fueron a observar, informados por los entrenadores de su nuevo club, sorprendidos por sus condiciones.

Su llegada al Barcelona

Le hicieron una prueba y al poco tiempo La Masía, la legendaria fábrica de jugadores del Barcelona, se convirtió su nueva casa. Pedro, apasionado por Lionel Messi es fanático del Barca y encontró el sitio ideal donde jugar, divertirse y vivir su pasión: el fútbol. Allí mismo, unos 20 años antes, había llegado aquel adolescente rosarino, que luego se transformaría en el mejor futbolista del mundo.

“Duerme con la foto de Messi, con una pelota de Messi, y cuando llegó al Barcelona estaba muy ilusionado porque lo iba a ver. Fue una desilusión que se haya ido al PSG, pero él sigue soñando con conocerlo personalmente, Messi es todo para Pedro”, contó Gonzalo al diario salteño.

 

 


 

 

En 2021, cuando Pedro tenía siete años, un video se viralizó a través de las redes sociales y “el nuevo Messi” se hizo famoso. La imagen de Pedrito arrancando desde el centro del campo, eludiendo a casi todo el equipo contrario y convirtiendo el gol que le dio la victoria a su equipo frente a Sant Vicenc dels Horts viajó por el mundo.

La decisión con la que encara a los contrarios, su velocidad y la gambeta alimentaron la idea de que en Barcelona hay un pichón de Messi. En las redes sociales se preguntaron por qué no usaba la camiseta número 10, pero Pedro juega al fútbol siete, que es la versión en la que participan los “alevines”. El 4 en la espalda fue el que lo hizo famoso en ese video, aunque habitualmente lleva el dorsal 6 y además luce el brazalete de capitán de su equipo. Recién a partir de los 12 años comenzará a jugar en competencias de 11 jugadores por equipo, y en canchas de mayores.

Pedro va a cumplir nueve años el 17 de febrero. Compite con chicos uno y dos años mayores que él e igual se sigue destacando. Todas las tardes, luego de la escuela, se dirige a La Masía, donde entrena con la pasión y el rigor de quien está convencido de que un día será futbolista.

 

 

 

 

En Barcelona son cuidadosos de la intimidad de los menores y prefieren mantener el bajo perfil, lo mismo que su familia, que entiende que lo importante para Pedro es que disfrute jugando. Los Juárez asumen con naturalidad la habilidad que tiene para el fútbol, sin preocuparse demasiado por su futuro. Por esa razón, en esta etapa eligen no hablar públicamente de su hijo. Menos, que lo haga él mismo.

Por ahora no cuenta con ningún vínculo contractual, más allá del lógico compromiso que tienen entre el club, el jugador y la familia. Pedro se viste con indumentaria de una marca deportiva que es la oficial de Barcelona, la empresa que lo patrocina desde los seis años.

Para los padres, la mayor preocupación es que Pedro viva la experiencia paso a paso y que no se vea desbordado por presiones innecesarias para su edad. Viven en las afueras de Barcelona, en un entorno tranquilo, y hacen un esfuerzo por sostener ese anonimato a pesar de que cada día que pasa su fama crece y todo el que ve a este chiquilín en una cancha de fútbol no puede evitar la comparación e ilusionarse con que en un futuro, Pedro Juárez siga los pasos de Lionel Messi.

 

 


 

 

 

 

“Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo”

Beethoven