La incorporación de Facu Campazzo en el Estrella Roja es oficial después de su llegada a Belgrado, el reconocimiento, la firma y, claro está, a la espera de que el equipo pueda inscribirle en la Euroliga próximamente (de momento lo tienen prohibido tras ser denunciados por impagos). Suena hasta irónico que sea precisamente Campazzo, que necesita el dinero para poder seguir pagando la rescisión del Real Madrid, el que se encuentre en esta situación. Se revolverá, de todas formas, a no tardar, según transmiten desde el club serbio. El club blanco ha estado en la puja porque conservaba una especie de tanteo (nada que ver con el de la liga española, mejor estandarizado) para igualar la oferta que le pudiera llegar desde Europa al cordobés tras salir por la puerta de atrás de los Mavericks. Una puja que no va a abandonar, pues el culebrón tendrá una continuación el próximo verano. La relación entre las partes está tocada, con el entorno ensuciando el hacer del equipo de la capital de España con este asunto y asegurando que se ha hecho todo lo posible por devaluar al jugador, pero es una unión se quiera o no; por el pasado y porque el presente sigue pasando por esa deuda económica no saldada.

El Estrella Roja ha firmado a Campazzo con casi 1,8 millones para lo que resta de 2022/23 y con 2,5 millones para la 2023/24. En la ventana entre esos dos cursos tiene una salida muy sencilla: 50.000 euros para el que lo quiera. ¿Qué significa esto?

· Serbia. El Estrella sabe que se ha llevado a un jugadorazo y que este fichaje es una conveniencia. Las condiciones pactadas con la agencia del jugador, que es la misma que la de Luca Vildoza, le llevan a tener este caramelo hasta el final de esta campaña. Para el equipo supone, lo primero, haber puesto la guinda a una plantilla con mucho arraigo y que lleva trabajando junta un tiempo con dos argentinos llegados de la NBA y un héroe local como Nemanja Nedovic, también nuevo este año y con pasado estadounidense, y lo segundo es que mantiene la preferencia de Facu por si esta sinergia fuera a más y luchar por algo grande en la competición europea fuera posible. El gobierno del país es el que está detrás de este nuevo despliegue de dinero, por lo que no es descartable cualquier gran escenario. El dinero del segundo año es mucho, era la condición inalcanzable por el Madrid en este tira y afloja, pero es improbable que se llegue a cumplir.

· Los demás equipos: el puente trazado. La huida hacia delante de Campazzo ha permitido también que se rompa un vínculo importante con el Madrid. Ahora, cuando se pueda ejecutar esa cláusula de salida de 50.000, el Real no va a tener ni voz ni voto en el concierto europeo. El Olympiacos ha aparecido en las quinielas y se han mencionado nombres como Fener o Milán (aunque desde los clubes se negaran los rumores). Cualquier equipo no español puede ficharle con sólo pagar ese dinero, no hay dependencia del Madrid. Era otro paso que el jugador quería dar para ser más libre. El farde del presidente del Estrella Roja, Nebojsa Covic, asegurando que tiene atado a Milos Teodosic -otro base- para la temporada que viene no hace sino confirmar que este puente dure estabilizado, seguramente, sólo hasta 2023 y en verano el futuro de Facu esté en otro lugar.

· España. El Madrid ya no tiene la sartén por el mango ni posiciones fuertes con Campazzo salvo por una cuestión que tampoco es menor. Si le quisiera un equipo de la ACB no habría que acudir a ningún tanteo, pero la cláusula de salida le mantendrá más cerca de Madrid que de otro equipo. Son casi tres millones los que todavía debe desembolsar el jugador en el club madrileño. Volver a fichar por el club que preside Florentino Pérez serviría para paliar las deficiencias que ahora mismo tiene el equipo en esa posición, pero deberá ser bajo lo que imponga el club y no el base argentino. En esta oportunidad se han ofrecido las mismas condiciones que cuando se marchó, lo que progresivamente puede ir acabando con la deuda, pero no la exención, como quería Facu. Parecen condenados a entenderse y el próximo verano ambas partes se golpearán mutuamente en las puertas para ver si el esperado regreso todavía es posible.

Para Campazzo irse al Estrella Roja es una reivindicación. Cuando juega en FIBA con Argentina sigue siendo el de antes, suelto con el balón y decisivo para ganar. Y es el camino que quiere en la Euroliga, demostrar que sólo tiene 31 años y mucho por dar. En Dallas fue infrautilizado, mandado a las esquinas a tirar y sin oportunidades como las que ha tenido su sustituto Kemba Walker nada más llegar, 8 partidos de 19 posibles en los que sólo promedió 1,3 puntos y 1,1 asistencias. A nivel deportivo esta etapa es la de la redención: es un base de alto nivel y a él debe regresar pronto.