Los hábitos son acciones o conductas que forman parte de nuestro estilo de vida y que desarrollamos, sin que nos cueste un gran esfuerzo, porque son parte de las rutinas. Para crear hábitos buenos y mantenerlos se requiere algo de tiempo, donde el primer paso es estar motivado.

Cenar de manera más ligera para descansar mejor o perder peso, sustituir siempre que puedas el ascensor por las escaleras, comer fruta todos los días o darte un relajante baño de espuma los domingos para empezar con energía la nueva semana pueden ser algunos de los que te propongas. Pensá qué querés que se convierta en hábito y enumerá una lista de sus efectos beneficiosos que puedas tener a mano y leer en los momentos de desánimo, por ejemplo, ante la idea de salir a caminar.

Un buen plan es una de las claves. Marcá una fecha de inicio eligiendo el momento oportuno. Por ejemplo, si has decidido hacer running cada mañana, quizá sea buena idea iniciarte cuando disponés de más tiempo y energía. Además, siguiendo con el ejemplo, tu motivación puede incrementarse con la compra de tu primer equipo básico para la práctica del deporte. Marcá los días a la semana, la hora de inicio y el tiempo que vas a dedicarle. El hábito se construye poco a poco, a base de tiempo, por lo que debés proponerte seguir el plan que diseñaste, sin modificarlo, al menos un mes.

Sé realista y consciente de tus posibilidades y de que siempre va a implicar repetir una acción que quizá te cueste un poco al principio, hasta lograr hacerla sin esfuerzo, de manera rutinaria y en la mayoría de los casos disfrutando de ella.

Hay que ir poco a poco, planteándote pequeños retos que no te exijan un esfuerzo extremo. Una pequeña meta lograda es el mejor envión para continuar hasta que se convierta en un hábito que incluso llegues a echar de menos cuando por alguna circunstancia se vea alterado.

Igual que elaboraste una lista con las cosas buenas que te traerá el nuevo hábito, también es buena idea hacer otra con los posibles obstáculos que te van a incitar a querer dejarlo. Si hacés tu lista de posibles excusas sabrás reconocerlas y combatirlas para, finalmente, crear un hábito y mantenerlo.

No obstante, hay que ser realista y si realmente estás muy agotado o hace un tiempo muy malo, cuando se trata de hábitos que impliquen salir fuera de casa, quizás haya que adaptarlos o posponer su práctica. Si forzamos demasiado cuando realmente no es un buen momento, podemos hacernos daño o crear un rechazo hacia lo que pretendemos mantener.

Sé flexible y tené una actitud positiva. Es normal que haya momentos de desánimo, por lo que debés saber combinar un poco de exigencia con la necesaria flexibilidad. Si un día no lo cumpliste, no pasa nada.

Para que el hábito se instale definitivamente como tal, un truco que puede ayudar es darte un capricho o recompensa cuando notes tus propios progresos. Por ejemplo, si decidiste cenar cada noche ensaladas y verduras y ya lo llevás haciendo una semana, variar tu menú y elegir otras saludables opciones una o dos noches puede ser un pequeño premio a tu constancia.

Para integrarlo en tu vida, puede que, en algunos casos, algo de ayuda te venga bien. Por ejemplo, si tus hábitos están centrados en actividades deportivas, acudir a un gimnasio o recibir asesoramiento de un entrenador personal puede resultar efectivo. O puede ser un estímulo extra practicar una actividad con amigos.