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Politica 23.01.2020

Alberto Fernández rendirá tributo a las víctimas del Holocausto y hará un primer contacto con Putin

El presidente participará de la ceremonia mundial para recordar la tragedia de la Shoa, y tiene previsto una “bilateral a pie” con el líder ruso para avanzar en la relación diplomática.

Fuente: Infobae Por Román Lejtman

El 27 de febrero de 1945, las tropas del Ejército Rojo liberaron el campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau (Polonia). Ese acontecimiento histórico fue recuperado por la Unesco para establecer el Día Internacional de la Conmemoración del Holocausto, el resultado trágico e inolvidable de la decisión asumida por Adolfo Hitler para terminar con todos los judíos del mundo. Al cumplirse 75 años de la liberación de Auschwitz-Birkenau, se realizará hoy en Jerusalén una ceremonia oficial para recordar a las víctimas de la Shoa, adonde Alberto Fernández concurrirá junto a Vladimir Putin, Emmanuel Macron, Mike Pence y Felipe VI, entre otros líderes mundiales.

El presidente argentino dejó Buenos Aires con la intención de mantener encuentros bilaterales con Putin, Macron y Benjamín Netanyahu. Y parece que Alberto Fernández está a punto de coronar sus pretensiones diplomáticas en Jerusalén: anoche en una cena protocolar conversó con el presidente de Francia, hoy tendrá una “bilateral a pie” con el líder ruso y mañana se reunirá con el premier israelí en su despacho oficial.

Alberto Fernández cenó anoche con los jefes de Estado en la residencia del presidente israelí, luego compartió con la delegación un café en un shopping cercano a la Ciudad Vieja, y cerca de las 22.00, rompió el protocolo y regresó caminando a su hotel junto a Jose Pablo Biondi, su vocero.

Putin llegó a la mañana y se va a la tarde: un viaje relámpago de 8 horas. Es un protagonista clave de la ceremonia para recordar a las víctimas del Holocausto, porque el ejercito soviético (ahora ruso) liberó el campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, cuando avanzaba por el segundo frente contra Hitler tras derrotarlo en la célebre batalla de Stalingrado.

En este contexto, Putin no tenía más tiempo que para encontrarse con Netanyahu y Reuven Rivlin, presidente israelí, hacer su discurso en la ceremonia oficial, sacarse las fotos de rigor y partir de nuevo a Moscú. Pero desde Buenos Aires se inició una negociación reservada que fue avalada por Cristina Kirchner y empujada por la dirección de América Latina del Kremlin. Esa movida diplomática tenía un sólo objetivo: lograr que Alberto Fernández y Putin se encontraran en Jerusalén.

Desde Moscú se explicó que no había manera de cerrar una reunión en la embajada Rusa en Tel Aviv, o un encuentro protocolar en uno de los salones el hotel King David, adonde se aloja Alberto Fernández. La única variable era fijar una “bilateral a pie” si Putin aceptaba y el tiempo acompañaba. Hoy salió el sol en Jerusalén, y el presidente ruso avaló encontrarse con el presidente argentino y que ambos mantengan un breve encuentro, tal vez durante un espacio formal en medio de la ceremonia para recordar a las víctimas del Holocausto.

“¿Que espera de la reunión con Putin?”, le preguntaron anoche al presidente argentino. “Nos vamos a conocer, esa es la idea”, contesto Fernández en el lobby del hotel King David. “¿Lo va a invitar a la Argentina?”, insistieron a su lado. El presidente se encogió de hombros y sonrió.

Como se trata de una variable de la “diplomacia de a pie”, o pull aside (en su modalidad británica), los dos jefes de estado -traductor de por medio-, se saludaran, harán un comentario de rigor sobre las relaciones bilaterales y se invitarán mutuamente a Rusia y Argentina. Las relaciones bilaterales entre ambos países tienen una permanencia que supera el siglo.

Alberto Fernández nunca había llegado a Jerusalén y aún no sabe como hará para visitar el Muro de los Lamentos. La seguridad es cerrada y no permiten que los jefes de Estado se muevan con cierta libertad. El presidente calculó anoche sus posibilidades: cree que tendrá tiempo mañana entre su reunión oficial con Netanyahu y la salida el avión que lo traerá a Buenos Aires. Si llega ir al Kotel -como le dicen los judíos al Muro- ya se sabe qué pedirá.

“Un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas”

Paul Auster