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Policiales 28.10.2018

"LO MÍNIMO ES 400 POR VALIJA; DÓLARES POR SUPUESTO"

Las escuchas de los aduaneros que cobraban coimas para no hacer controles

Infobae accedió a las intervenciones telefónicas de la causa en la que fueron condenadas ocho personas, entre aduaneros y pasajeros. Cómo era el sistema. "No ayudamos ni hacemos beneficencia"

Fuente: INFOBAE

"¿Cuánto estás cobrando por valija?", le pregunta la mujer al agente de la Aduana del aeropuerto de Ezeiza. "Bueno, depende, depende lo que traigas", le contesta. La conversación continúa con la cantidad de valijas, su contenido, el peso, cuánta gente viaja y el día de arribo. Y termina con lo más importante: el precio de la coima para evitar los controles. "Puede ser 500 y 400 por valija. Ese es el precio. Lo mínimo 400 por valija, dólares por supuesto", le dice el aduanero.

La charla ocurrió en 2010 y es una de las escuchas judiciales que se obtuvieron en una investigación que concluyó la semana pasada con la condena de ocho personas, entre ellas jefes de la Aduana en Ezeiza, por integrar una asociación ilícita que cobraban entre 400 y 500 dólares por valija para no ser revisadas. El contenido era principalmente ropa y tecnología. También fueron condenados un policía de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y dos pasajeros.

Infobae accedió a parte de esas escuchas.

La mujer quería ingresar al país cuatro o cinco valijas con ropa para luego vender. Para evitar los controles y el pago de impuestos llamó a Dino Borgialli, un agente de la Aduana y quien manejaba a los operadores de los scanner de los aeropuertos y respondía a los jefes. No era la primera vez que lo hacía. Ya había viajado a Los Ángeles e ingresado ropa al país. En la escucha hablan de cómo es el mecanismo y cuánto cuesta. Allí también el agente dice que es "un eslabón" dando a entender que la cadena tiene otras partes. Por eso el Tribunal Oral Penal Económico 3 concluyó que se trataba de una asociación ilícita.

—Oíme una cosa, yo te digo para que vayas sabiendo. Mira, si te digo una cifra en off. Puede ser 500 y 400 por valija. Ese es el precio. Lo mínimo 400 por valija, dólares por supuesto, ¿estamos? Yo te pregunto el valor, el peso, si son muy grandes, etc. Ese es el valor para que tengas una idea.

—Ehh, no cerres en 500. Si traigo cinco valijas es un montón de guita. No es que traiga dos bultitos. Bueno, lo hablamos eso. Yo te llamo una semanita antes de sacar el pasaje hasta que yo evalué bien si viajo.

—Silvia, no soy el dueño yo. Yo soy un eslabón ahí, ¿te das cuenta? Si yo voy y digo 400 mmm. Digo 500, no hay drama. ¿Me entendes? Yo soy un eslabón.

—Bueno, listo, está bien, está bien, Dino, está bien. No vamos a pijotear eso porque al pedo. Bueno listo mi amor, te llamo entonces unos días antes de sacar el pasaje.

—Bueno, me alegro que lo entiendas. Yo soy un eslabón, ¿estamos?

La causa se inició en 2008 por un desprendimiento de otro expediente judicial. La justicia de Lomas de Zamora investigaba el presunto tráfico personas. En esa investigación también se hicieron escuchas telefónicas en las que surgió que el agente de Aduana Walter Renzi podría estar implicado en la facilitación del ingreso de valijas por Ezeiza. El caso quedó a cargo del juez en lo Penal Económico Gustavo Meirovich y la fiscal María Luz Rivas Diez que también intervinieron teléfonos.

Allí escucharon cómo los agentes de la Aduana arreglaban con pasajeros para entrar al país valijas sin pasar por los controles. También que les hacían favores a amigos.

Una de las claves que surge de las conversaciones es el día que los pasajeros tenían que arribar al aeropuerto para pasar sin problemas. Los agentes de Aduana trabajan un mes los días pares y otro los impares.

En otra escucha un hombre arregla el viaje con amigos y pide que por ser la primera vez de uno de ellos haya un descuento. "No ayudamos ni hacemos beneficencia", le aclara Borgialli.

—Que tengo un amigo mío que va a viajar con nosotros que va a traer ropa a ver si de última le podemos dar una manito de entrada con la valija porque es el primer viaje de él.

—¿A que le llamas darle una manito?

—Y un poquito más barato la valijita. A ver, después lo vemos.

—No jodamos, no jodamos. Ahí no ayudamos ni hacemos beneficencia, ¿estamos? Son cuatro gambas la valija porque si no me van a romper el culo porque están pidiendo 500.

—Son cuatro gambas. ¿La cerramos en cuatro en vez de cinco?

—Si, por ser el primer viaje para ver qué pasa. Pero no puedo menos, ¿qué queres? ¿Qué me rompan el culo y me digan Dino a quien le ganaste?

—Dale, chau, chau. Te vas a hacer la américa conmigo. Chau.

—Jajaja. ¿La américa con vos? Hace tres meses que no viajas. Me muero de hambre si es por vos jajaja.

Borgialli, Renzi y los jefes de Aduana Gabriel Robledo y Fernando Vsicardis fueron condenados a cinco años de prisión por asociación ilícita y contrabando agravado por la intervención de funcionarios públicos. En la condena, una vez que quede firme porque las defensas pueden apelarla para que sea revisada, el Tribunal Oral además dispuso el decomiso de USD 206.168 y € 2.380 que se secuestraron en los domicilios de los aduaneros y los condenó a la inhabilitación perpetua para ser miembros de fuerzas de seguridad, a 10 años para ser funcionarios públicos, entre otras prohibiciones. 

En la causa también estuvo investigado el máximo jefe de la Aduana de Ezeiza, Carlos Mechetti, quien primero recibió una falta de mérito y falleció en septiembre de 2014. La casa de Mechetti -quien fue apartado del cargo por este caso- fue allanada en 2010 y allí se encontraron USD 800 mil, televisores, plasmas, relojes, habanos y celulares, entre otras cosas. Por el dinero se abrió una causa por enriquecimiento ilícito en la que Mechetti fue sobreseído por el juez Claudio Bonadio porque dijo que ese dinero era de pases de jugadores de fútbol de Boca Juniors, club del que era dirigente.

Mechetti estuvo preso en la causa -pagó una fianza para recuperar la libertad- y también fue detenido en otro expediente por los vínculos de dirigentes con la barra brava de Boca que le facilitaban carnets falsos para vender para los partidos. Mechetti fue prosecretario general de Boca.

El nombre del ex jefe de la Aduana en Ezeiza aparece en varias escuchas. "Esto lo pidió Carlos", dicen los otros acusados en las conversaciones.

Mechetti, a la derecha de campera marrón, fue el jefe de la Aduana en Ezeiza y dirigente de Boca (Prensa Boca)

Mechetti, a la derecha de campera marrón, fue el jefe de la Aduana en Ezeiza y dirigente de Boca (Prensa Boca)

Los teléfonos fueron intervenidos entre 2008 y 2010. Fuentes de la causa le dijeron a Infobae que de esas conversaciones también surge el trato VIP a muchas personas conocidas como empresarios, periodistas, jefes policiales y gente vinculada a la política, cuyos nombres no siempre aparecen en las conversaciones. "Lo que no se pudo determinar es si el trato VIP era solo acompañarlos para evitar filas o también que sus pertenencias no sean revisadas", señaló uno de los investigadores.

La justicia logró determinar tres hechos concretos de contrabando. Fue el de los pasajeros Silvia Tomassini, condenada a dos años y medio de prisión, y el del ciudadano cubano-estadounidense y corredor de autos en Estados Unidos Andy Varona, que recibió una pena de tres años. Tomassini traía ropa que luego vendía en por internet y en su domicilio -según se acreditó en las escuchas- y Varona ingresaba televisores. Sobre ambos también se ordenó el decomiso de la mercadería.

Pero en las escuchas se detectaron cientos de casos de contrabando por lo que los jueces del Tribunal Oral Luis Imas, Karina Perilli y Luis Lozada señalaron en su veredicto que la asociación ilícita estaba "destinada a cometer delitos indeterminados".

También fueron condenados el empleado de Aduana Pablo Gómez -uno de los que manejaba los scanners- a tres años por contrabando y el oficial de la PSA Alejandro Ortiz a un año por encubrimiento ya que daba protección a los agentes de la Aduana.

Los agentes no solo cobraban por no revisar valijas. También intentaban solucionar los problemas que sus clientes tuvieran. Varona había enviado en un avión desde Estados Unidos cajas con televisores y sus soportes y routers. Pero él no había podido viajar y por eso pedía ayuda para poder sacar las cajas de Ezeiza sin controles. En la conversación, el agente sabe del peligro al que se expone: "Yo no puedo meterme en ese quilombo, yo que soy funcionario, voy en naca".

—Si, escuchame Andy, yo no me puedo hacer responsable, yo soy un funcionario, porque a pesar de todo soy un funcionario. Yo no puedo meterme en ese quilombo de sacar una carga yo, yo que soy funcionario, me rompen el culo, voy en naca. Yo no puedo sacar nada, yo no puedo, yo no soy el dueño. Eso es lo que quiero que entiendas. Yo no puedo sacar nada si no es el pasajero. ¿Vos aquí en buenos Aires no tenés a alguna persona?

—Si, es lo que te estoy diciendo Dino, mi cuñado. El estará ahí para sacármelo. Yo le di la autorización a él para que entrara y que la sacara. Pero igual yo necesito que tu o alguno de tus chicos me las tengan ya en unas cajas para cuando él entra y salga ya con esa mercadería

—Pero tu cuñado no puede entrar al salón, a las cintas a retirar las cajas. Yo lo que puedo hacer, y voy a ver si lo hago, es sacar las cajas del salón y que se las lleven a la oficina de American y que tu cuñado las retire de la oficina de American, ¿te das cuenta? Pero eso es una locura, no se puede hacer esas cosas. Esto no es una joda, Andy, parece que es joda pero no es joda.

Finalmente las cajas llegaron a Ezeiza y el cuñado de Varona –que fue absuelto– fue a retirar las cajas. Varona y Borgialli volvieron a hablar.

—American no hace un carajo. Yo me jugué las bolas y saqué las valijas. Agarré a uno y le dije "llévate estas cajas de acá" porque me dijeron que las querían dejar hasta que vos vengas. Bueno, avísame por favor cuando las retira.

—Te quiero, Dino. Te doy las gracias a ti por sacarlas. Yo te llamo cuando me llame mi cuñado.

—Bueno. Quiero asegurarme cuando las retire porque no quiero que quede un día más acá eso.

“Un libro no acabará con la guerra ni podrá alimentar a cien personas, pero puede alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas”

Paul Auster