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Salud 23.07.2018

Cómo funcionan las vacunas

Las vacunas actúan estimulando al sistema inmunológico para producir anticuerpos que pueden combatir enfermedades infecciosas, tornando al individuo inmune a las mismas.

Fuente: mdsaude

En este texto vamos a abordar los siguientes puntos:

  • Cómo funcionan las inmunizaciones y vacunas.
  • Tipos de vacunas.
  • Vacunas con gérmenes atenuados.
  • Vacunas con toxoides.
  • Inmunoglobulinas.
  • Vacunas con gérmenes vivos.
  • Enfermedades que no poseen vacuna.
  • Repetición de vacunas.

CÓMO FUNCIONAN LAS INMUNIZACIONES

El objetivo de las inmunizaciones es estimular al organismo para producir anticuerpos contra determinados gérmenes, principalmente bacterias y virus. Nuestro sistema inmunológico crea anticuerpos específicos siempre que entra en contacto con algún germen. Si entramos en contacto con el virus de la rubeola, por ejemplo, quedamos enfermos sólo una vez, pues el cuerpo produce anticuerpos que impiden que el virus vuelva a infectarnos en el futuro.

La lógica de la vacuna es tratar de estimular al organismo a producir anticuerpos sin que éste necesite haber estado enfermo antes. Tratamos de presentar al sistema inmune a la bacteria o virus de forma que haya producción de anticuerpos, pero no haya desarrollo de la enfermedad.

Generalmente una vacuna reacciona sólo contra un único germen. Por ejemplo, la vacuna contra el sarampión no protege al paciente contra la varicela y viceversa. Ya existen vacunas conjuntas, que son en realidad dos o más vacunas aplicadas en una única administración, como la vacuna triple vírica, que es compuesta por tres vacunas en una única inyección: sarampión, rubeola y paperas. El sistema inmune es estimulado simultáneamente contra esos tres virus. No toda vacuna puede ser aplicada en conjunto.

TIPOS DE VACUNAS E INMUNIZACIONES

La gran dificultad a la hora de desarrollar una vacuna es crearla de manera que la bacteria o virus logren estimular al sistema inmunológico para crear anticuerpos, pero no sean capaces de provocar enfermedad. A veces basta exponer al organismo a la bacteria muerta o al virus muerto para que haya producción de anticuerpos y tornar al paciente inmune a este germen. No obstante, no todos los virus o bacterias muertas son capaces de estimular el sistema inmune, de tal forma que es preciso buscar otras soluciones para inmunizar al paciente.

El grado de madurez del sistema inmunológico también es importante. Lo ideal sería poder aplicar pronto todas las vacunas al recién nacido. Lamentablemente esto no funciona. Nuestro sistema inmunológico necesita de tiempo para desarrollarse y ser capaz de generar anticuerpos mediante el estímulo de la vacunación.

A. Vacunas inactivadas

Las vacunas inactivadas son aquellas hechas con gérmenes muertos o apenas partes del germen. Las vacunas con gérmenes muertos son las más seguras, no obstante suelen presentar una capacidad de inmunización más baja, siendo necesarias más de una dosis para crear una protección prolongada. En algunos casos la inmunización desaparece después de algunos años, siendo necesaria la aplicación de dosis de refuerzo.

Muchas veces no es necesario exponer al sistema inmunológico a todo virus o bacteria. El germen puede ser cultivado en el laboratorio y partes de su estructura que no son necesarias para la creación de anticuerpos pueden ser retiradas. En algunos casos, una única proteína del germen es tan diferente de nuestra proteínas que es suficiente para que el sistema inmunológico la reconozca como algo extraño, produciendo anticuerpos eficientes contra el invasor. Las vacunas con subunidades de los gérmenes suelen tener entre 1-20 partes de los mismos.

– Ejemplos de vacunas con virus o bacterias inactivas:

* Hay también vacunas con virus vivo.

– Ejemplos de vacunas con una o más partes de los gérmenes:

B. Toxoides

Algunas veces lo que causa la enfermedad no es la bacteria, sino algunas toxinas que ella misma produce. En este caso, la vacuna no necesita ser dirigida contra la bacteria, basta que el sistema inmunológico logre tener anticuerpos contra las toxinas. Los toxoides son vacunas hechas con toxinas modificadas, incapaces de causar enfermedades.

Los toxoides también suelen generar una inmunización débil, y necesitan de refuerzo después de algunos años.

Ejemplos de vacunas con toxoides:

  • Tétanos.
  • Difteria.

C. Inmunoglobulinas

Las inmunoglobulinas son un tipo de inmunización diferente de las vacunas. Las vacunas son llamadas de inmunización activa, pues inducen al sistema inmunológico para producir anticuerpos. Las inmunoglobulinas son llamadas de inmunización pasiva, pues ellas mismas son los anticuerpos.

Cuando es expuesto a un germen determinado, el sistema inmune puede llevar algunas semanas para producir anticuerpos en cantidad adecuada para combatirlo. En algunos casos, la enfermedad es tan agresiva que no tenemos tiempo de esperar a la producción de estos anticuerpos. De ahí que surge la necesidad de que usemos las inmunoglobulinas, que son un conjunto de anticuerpos previamente formados por otras personas o animales. Cogemos anticuerpos ya formados por otros y los administramos en el paciente, creando un combate inmediato contra la infección.

Las inmunoglobulinas causan una inmunización corta, suficiente apenas para tratar la infección. El paciente no queda inmunizado por tiempo prolongado, de tal manera que se vuelve necesaria la administración de una vacuna después del control de la enfermedad. Por ejemplo, un profesional de la salud no vacunado contra la hepatitis B que accidentalmente se hiera con una aguja infectada necesita tomar la inmunoglobulina y la vacuna para no infectarse. La inmunoglobulina impedirá la infección actual mientras que la vacuna servirá, en este caso en particular, apenas para prevenirlo de futuras complicaciones.

Ejemplos de enfermedades que pueden ser tratadas con inmunoglobulinas (anticuerpos):

  • Hepatitis B.
  • Rabia.
  • Botulismo.
  • Difteria.
  • Tétanos.
  • Varicela.
  • Sarampión.

D. Vacunas vivas atenuadas

Lo ideal es siempre crear vacunas con gérmenes muertos, incapaces de crear enfermedades. Sin embargo, no siempre es posible. Hay casos en que no logramos inducir la producción de anticuerpos por el sistema inmunológico, a no ser que el mismo sea expuesto al germen vivo. En este caso, la opción es mantener el virus o las bacterias vivas, más atenuadas, es decir, lo suficientemente débiles como para no causar síntomas relevantes.

Las vacunas con gérmenes vivos son seguras en pacientes sanos, pero no deben ser aplicadas a personas con deficiencias en el sistema inmunológico, como trasplantados, pacientes con SIDA, pacientes bajo el uso de medicamentos inmunosupresores, o pacientes en quimioterapia. Este grupo presenta elevado riesgo de desarrollar la enfermedad si se aplican la vacuna.

Las embarazadas tampoco pueden tomar vacunas con virus vivos, pues hay riesgo de infección del feto y complicaciones de la gestación. Hablaremos específicamente sobre la vacunación durante el embarazo en un artículo aparte, que será escrito en las próximas semanas.

Como las vacunas con gérmenes vivos son los más parecido a una infección real, éstas suelen ser los mejores estimulantes para la producción de anticuerpos por el sistema inmunológico. Este tipo de vacuna suele requerir apenas una o dos dosis y produce una inmunización por muchos años, a veces por el resto de la vida.

Vacunas con virus vivos atenuados son más fáciles de ser producidas que aquellas con bacterias, que son gérmenes mucho más complejos y difíciles de ser manipulados.

Ejemplos de vacunas con bacterias o virus vivos atenuados:

¿POR QUÉ NO EXISTEN VACUNAS CONTRA EL VIH Y OTRAS INFECCIONES?

No siempre logramos manipular nuestro sistema inmunológico adecuadamente. Hay varios gérmenes que naturalmente son menos estimulantes para nuestro sistema inmunológico. Algunos virus rápidamente «se esconden» dentro de puntos de nuestro organismo, impidiendo que el sistema inmune los reconozca (lea: SÍNTOMAS DEL VIH – SIDA).

En el caso de la vacuna contra el VIH, hay algunos puntos importantes. El virus muerto no parece ser capaz de estimular el sistema inmunológico. Por otro lado, la vacunación con virus vivo es peligrosa, pues no se trata de una infección benigna, como la varicela o la rubeola. Para tener una vacuna con el virus VIH vivo es necesario antes tener plena certeza de que no se infectará al paciente en lugar de ayudarlo a crear anticuerpos. Es necesario descubrir un modo de atenuar el VIH de tal manera que éste sea incapaz de causar enfermedad, pero sí capaz de inducir a la creación de anticuerpos. Hoy día, la mayoría de las investigaciones no se hacen con el VIH vivo.

La forma en que reacciona el VIH también dificulta la producción de vacunas. El virus se esconde dentro de las propias células del sistema inmunológico, tornando difícil para el organismo la producción de anticuerpos efectivos contra el mismo. Además, el VIH sufre mutación de forma rápida, pudiendo tener proteínas diferentes entre dos personas infectadas. Es necesario identificar un proteína que sea común a todos los virus y que también consiga estimular la producción de anticuerpos por medio del sistema inmunológico.

¿ES MALO APLICARSE LA MISMA VACUNA MÁS DE UNA VEZ?

Muchas personas se quedan preocupadas cuando pierden la tarjeta de vacunación, pues tienen miedo de aplicarse una vacuna que ya haya sido administrada en el pasado. No hay problema alguno en repetir vacunas. Muchas de ellas, además, necesitan ser reforzadas cada cierto tiempo, como las vacunas contra el tétanos, fiebre amarilla y difteria, que pierden efecto después de diez años.

Si hay dudas respecto a la inmunización previa en relación a una enfermedad, lo mejor es vacunar. Si el paciente ya se ha aplicado la vacuna anteriormente, eso no le hará mal; peor es dejar al paciente no inmunizado y expuesto a la infección.

El único cuidado que se debe tener es el de no administrar la misma vacuna con intervalos de pocos días, principalmente si se trata de una vacuna con gérmenes vivos, pues no hay aumento de la eficacia y el riesgo de efectos colaterales es muy elevado.

 

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