De hacer un reconocimiento a la lucha y al compromiso de los que construyeron y siguen construyendo el Nunca Más en la Argentina para la dictadura cívico militar, que fue la noche más atroz en nuestro país, a 42 años de la misma. Sin olvidarme de la dictadura del ‘30, de la dictadura del ’55, de la de 1966.

 

Va mi reconocimiento a las Madres Plaza de Mayo, las Abuelas, a Hijos. A los familiares, a los sobrevivientes, a los organismos de derechos humanos. Al poder político, no a todos, sino a aquellos que estuvieron a la altura de las circunstancias. A los que con mucho coraje concretaron verdaderos hitos históricos en esta lucha en contra de los delitos de lesa humanidad. Me refiero al Informe de la CONADEP, el Juicio a las Juntas verdaderamente histórico y único en el mundo, a la derogación de las leyes de obediencia debida y punto final, al Banco Nacional de Datos Genéticos, CONADI, los juicios de lesa humanidad.

 

La memoria, la verdad y la justicia, como diría un gran pensador y polémico, es un “aún permanente”. Se construye de forma permanente. Soy de los que creen que la dictadura cívico militar en la Argentina vino a cambiar la matriz económica y social. Porque las fuerzas guerrilleras estaban derrotadas al momento del golpe militar, está demostrado históricamente, hay suficiente documentación que lo demuestra. Entonces, ¿a qué vino la dictadura militar? Vino a romper las redes sociales, a cambiar la cultura solidaria, a sembrar el individualismo, a traer el egoísmo y el neoliberalismo.

 

Las secuelas en el pueblo argentino las seguimos sufriendo. Porque todavía estamos condicionados por todos aquellos cambios que impactaron en nuestra patria. Es en esa época donde desaparece el reparto por partes iguales de la renta, entre capital y trabajo. Es donde comienza el estancamiento económico y la valorización financiera como modelo de acumulación. No habría 12,5 millones de pobres e indigentes en la Argentina como tenemos en la actualidad, de no haber existido aquel golpe, aquella dictadura.

 

La mayor contribución que podemos hacer a las víctimas directas e indirectas de la dictadura, es construir una democracia amplia, sustancial, con derecho, ir hacia La Paz social consolidando la justicia social. Es lo mejor que podemos hacer para dar vuelta la página, sin olvidar.

 

Por eso me atrevo a decir que mientras se agrede a una industria o un trabajador, se está con la dictadura. Mientras en la Argentina siga aumentándose la cantidad de pobres e indigentes, especialmente entre los más jóvenes, se está con la dictadura. Mientras se mercantiliza la salud, se está con la dictadura. Mientras se agrede a la educación pública, se está con la dictadura. Mientras se da poder a los organismos financieros, desplazando a la política, se está con la dictadura. Mientras se permiten captar la democracia y los partidos políticos por intereses económicos concentrados se está con la dictadura. Mientras se corrompe la política, se está con la dictadura.

 

Va mi homenaje entonces a esos jóvenes que entendieron la política como un acto de servicio, y de amor al prójimo, a los que arriesgaron o dieron su vida para construir una democracia verdadera.

 

Los que intentamos representar al pueblo argentino en términos de mayorías, tenemos que juntarnos para construir un país que nos lleve al desarrollo nacional y la justicia. Para que nunca más haya dictadura. Ayer, hoy y siempre.

 

FUENTE: Prensa Contigiani