El gobierno del presidente palestino, Mahmud Abbas, anunció este jueves que dejará de pagar el suministro eléctrico de la Franja de Gaza, en una medida al parecer destinada a reforzar su autoridad frente a sus rivales del grupo Hamas antes de una posible iniciativa de Estados Unidos para relanzar el diálogo de paz con Israel.
 

Hamas, el movimiento islamista que gobierna en Gaza desde que en 2007 libró una breve guerra civil contra el partido Al Fatah, de Abbas, advirtió de inmediato que la región costera, que sufre ya una dramática situación humanitaria, "puede explotar en cualquier momento".

En un comunicado, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), presidida por Abbas, dijo que este jueves informó al COGAT, el organismo militar israelí encargado de gestionar los territorios palestinos ocupados por Israel, que "dejarán de inmediato de pagar por la electricidad que se suministra a Gaza".

La ANP no dijo por qué tomó la medida, pero ya puso presión sobre Hamas al retener el combustible israelí que hasta hace dos semanas alimentaba la única planta generadora de Gaza y recortar los salarios de los empleados públicos de la región, que son uno de los principales sostenedores de la economía local.

Las repercusiones de la medida del gobierno de Abbas

Horas después del anuncio, la ONU informó que entregó medio millón de dólares para combustible en los hospitales de Gaza luego de que las autoridades locales de Hamas le advirtieran que el combustible para alimentar generadores en siete de los 13 hospitales del enclave se terminarán en los próximos tres días.

La Franja de Gaza "es un barril de explosivos que podría explotar en cualquier momento en la cara de Abbas y de la ocupación israelí", advirtió un funcionario de Hamas en Gaza, Jalil Al Hayah, en un comunicado, informó la agencia de noticias EFE.

Analistas sostienen que recuperar el control de Gaza podría empoderar políticamente a Abbas en momentos en que Israel y Palestina aguardan una muy esperada iniciativa del gobierno estadounidense del presidente Donald Trump para revivir las conversaciones de paz, estancadas desde 2010.

El miércoles, el primer ministro de la ANP, Rami al-Hamdallah, no dejó lugar a dudas sobre las motivaciones políticas del reciente recorte salarial, al decir que el levantamiento de esta medida dependerá de la voluntad que muestre el movimiento islamista de reconciliarse con su movimiento Al Fatah.