Más allá del secuestro de 11 armas de fuego, los testimonios de los damnificados y el examen de dermotest a los detenidos la madrugada del 3 de febrero pasado, no existen pruebas contundentes de que todos hayan disparado. Aún menos a quiénes pertenecían cada una de las armas. De ahí la escasa probabilidad de comprobar qué sucedió esa noche.

 

Los fiscales de Homicidios Cristina Ferraro y González Iglesias los habían acusado de tentativa de homicidio en contra de los efectivos que llegaron al lugar; que los imputados eran responsables de la Tenencia ilegitima de arma de guerra y uso civil y el atentado calificado por el uso de arma de fuego, ser con más de una persona y la participación de un menor de edad.

 

Falkenberg dicto la preventiva a los imputados por la tenencia compartida de las armas aunque dejó expresa la alternativa para que recuperen la libertad una vez que constituyan domicilio previa realización de informes ambientales y el pago de una fianza real o personal. Sucede que al relativizarse la calificación más grave (no se pudo comprobar la responsabilidad en el ataque), la pena en expectativa no llega a ser de efectivo cumplimiento.

 

Si bien todavía se desconoce si los fiscales apelarán la medida dictada por el juez, la investigación continuará atento a que aún resta intentar establecer quién es el autor de la muerte de Carlos Sosa (48) el integrante de la banda que muerte tras el enfrentamiento. Si bien se supo a través de los primeros informes de las pericias que las vainas que se dispararon por las armas policiales estaban fuera del domicilio, el proyectil que quedó en el cuerpo del fallecido no se pudo cotejar.

 

Por ende, se calificó la muerte del reconquístense como “homicidio en riña” lo cual permite cierta indeterminación en la autoría del suceso. Es que además, las pesquisas no cuentan con los recursos necesarios para realizar un barrido de huellas que tenga mayor precisión que el dermotest. Parece una desinteligencia la falta de esa tecnología en el afán de esclarecer hechos de tanta complejidad. Once armas secuestradas tras enfrentamiento con la policía, 11 detenidos y un fallecido en medio de la madrugada y en una de los barrios más peligrosos de la ciudad.