Apenas un día después de mostrarse indeciso sobre la tregua, acordada el viernes pasado por Rusia y Estados Unidos en Ginebra, y de que su brazo armado, el ELS, dijera abiertamente que no apoyarían un cese de fuego, la Cnfros explicó que considera "un paso positivo" cualquier esfuerzo internacional "sincero" para aliviar el sufrimiento del pueblo, detener los bombardeos, los asesinatos y la destrucción "llevada a cabo por aviones de Rusia y el régimen y por las milicias terroristas iraníes".

 

Pese al visible giro, la Cnfros continuó mostrándose desconfiado del acuerdo de tregua, impulsado por Washington, su aliado, pero también por Moscú, el principal socio extranjero del gobierno sirio de al Assad.

 

En su comunicado, la principal coalición de la oposición siria en el exilio -que desde hace tiempo no representa directamente a muchos de los grupos insurgentes que pelean en el terreno- lamentó que el acuerdo alcanzado el viernes pasado carece de "un sistema claro y determinado" para sancionar eventuales violaciones o la obstrucción de la entrada de ayuda humanitaria.

 

Durante las treguas anteriores, todos los bandos denunciaron a sus rivales de violar el alto el fuego. Las acusaciones siempre quedaron en la nada ya que ningún grupo o país fue alguna vez sancionado por romper el cese de fuego.

 

Por eso, la Cnfros reclamó que esta vez el Consejo de Seguridad de la ONU se erija en autoridad para hacer cumplir la tregua, una propuesta que difícilmente encontrará apoyos entre los cinco países con poder de veto: Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y China.

 

Excepto por esta última potencia asiática, todo el resto participa activamente con aviones de combate y asesores militares en la guerra siria.