En la biblioteca de Central se abre un libro y se cierra otro. Con demasiada asiduidad. Nadie intenta equivocar los capítulos de cada historia, aunque indefectiblemente se entremezclen. Archivado por unos días lo que concierne al torneo local, ya es tiempo de ir en busca del señalador que marca “Copa Libertadores”. Es abrir el tomo y ver en qué momento de la historia está el relato. Y hay un contenido al que nadie escapa, justamente por lo sucedido en episodios anteriores. Para el Canalla lo de esta noche tiene sabor a final. Tal vez no lo sea, si es que los resultados ajenos siguen haciendo guiños, pero las definiciones están cada vez más próximas y el porvenir comienza a tender coordenadas. Lo de esta tarde-noche es River de Montevideo, equipo que, según los prejuicios que nunca son del todo valederos en el mundo del fútbol, asoma como el rival más endeble del grupo 2. A ganar entonces. Y no por un resultado que revitalice el ánimo, sino por una cuestión de necesidad y urgencia. Porque mantenerse expectante en el certamen continental por excelencia es ni más ni menos que el gran objetivo por estos días.

  Se puede analizar, y de hecho se hizo de esa manera, que el resultado en Brasil terminó siendo injusto y que el castigo para el equipo del Chacho Coudet fue demasiado. Pero, se sabe, la Copa Libertadores suele viajar de la mano con este tipo de contratiempos, en los que un traspié y hasta un mínimo error puede no dar tiempo a reposicionamientos. Central encarará el partido de hoy en el Gigante sabiendo que marcha último, aunque a sólo un punto del escolta, teniendo muy en claro que el triunfo es prácticamente el único camino para mantener la ilusión intacta.
  Es difícil apartar los capítulos de la Copa con los del torneo local. Justamente porque de los rendimientos de ambas competencias se puede acceder a conclusiones más lúcidas. Es que en el análisis global hay una lectura también impostergable, que tiene que ver con que el técnico canalla hasta aquí utilizó lo mejor que tiene dentro de las fronteras, más allá de que, como aduce el cuerpo técnico, se trabaja en el partido a partido y que las rotaciones y los nombres a los cuales echar mano dependen del grado de fatiga que aparece en cada uno de ellos.
  Nada será definitivo. Sí el grupo irá tomando forma. Por obvias razones el razonamiento y las cuentas que a esta altura pueden hacerse deben realizarse apoyadas en una victoria. Es lo que se busca, lo que sirve y lo que posicionaría al Canalla. Porque indefectiblemente de cómo salgan Palmeiras y Nacional el equipo de Coudet accederá, al menos, a la segunda posición, la que puede compartir, en el peor de los casos, con el conjunto paulista si en San Pablo el Bolso suma de a tres.
  Tomar como referencia el choque en Brasil es hacer referencia a la bronca que dejaron esos 90 minutos en los que Central exhibió apatía en el primer tiempo y su mejor cara en el segundo. El mismo ejercicio, pero con el choque del pasado domingo frente a Banfield, entrega síntomas similares, por no decir calcados, salvo que uno fue derrota y el otro empate. Y allí estará uno de los principales desafíos de Central: lograr que el rendimiento luzca más parejo de principio a fin. Será el trayecto más directo hacia el reencuentro con esa victoria que en los últimos partidos resultó un tanto esquiva.
  El tiempo es hoy para Central. No hay lugar para segundas lecturas. Porque lo que resulte del choque ante River en el Gigante será más que importante. El reencuentro con la victoria se torna indispensable, pero pinta impostergable lograrlo esta tarde, ante un River charrúa al que habrá que empezar a demostrar que no se anda de paseo por la Copa, sino que las expectativas todavía marchan a cuestas.

Colman va desde el arranque

De los tres partidos por Copa Libertadores, el de hoy es en el que Eduardo Coudet pondrá lo mejor que tiene. Seguramente por la urgencia, aunque para el DT tiene que ver con que para Patronato habrá cuatro días en el medio y eso les permitirá a todos recuperarse de la mejor manera. Lo cierto es que el DT ayer confirmó quiénes serán los once, entre los que figuran Gustavo Colman y Pablo Alvarez, las dos caras nuevas en relación con el equipo que salió a jugar frente a Banfield, además de la de Sebastián Sosa, claro, lo que ya es un clásico en el certamen internacional.
Que hoy la base sea prácticamente la misma que la que estuvo el domingo contra el Taladro es todo un indicio, más allá de las explicaciones que brindó Coudet ayer tras el entrenamiento. Es que sólo habrá unos pequeños retoques. Lo de Sosa ya no sorprende (es el arquero elegido para la Copa). Tampoco lo de Alvarez, el reemplazante de Cristián Villagra, quien sufrió un esguince de tobillo con distensión del ligamento interno incluido. La gran apuesta pasa por la inclusión de Colman, quien también había sido titular en el choque frente a Palmeiras. Así, con estos nombres lo que puede plantearse como duda es el esquema. Coudet precisamente no quiso entrar en detalle sobre cómo se parará el equipo. Podría ser el 4-3-1-2 tradicional que venía utilizando o bien que Musto se pare por delante de la línea de cuatro y que Colman, Lo Celso y Cervi formen el tridente en tres cuartos para abastecer a Herrera y Ruben. Igual, más allá de los nombres lo que importa es el triunfo.

Una racha que hace historia

Central acumula 20 partidos sin derrotas en el Gigante. La última caída fue ante Racing 3-0 el 30/11/2014 con Hugo Galloni como DT. Desde allí, con Coudet, los canallas ganaron 10 y empataron los 10 restantes. Hacía más de 40 años que no tenía una serie tan prolongada de partidos sin derrotas en condición de local. La última racha, y el mayor invicto, fue de 33 partidos entre agosto de 1973 y marzo de 1975 con Carlos Timoteo Griguol como DT. Tras perder 4-2 ante Estudiantes el 15/08/1973 (torneo Metropolitano), los canallas ganaron como locales 29 partidos y empataron 4 (2 veces contra Newell’s, Chacarita y Gimnasia), hasta que el 02/03/1975  (Nacional) cayó 0-1 ante Unión.