No es un día más en la vida de Leonardo Carol Madelón. El hombre que como jugador dejó una huella y como entrenador ya tiene un lugar reservado en la galería grande del Club Atlético Unión.

El entrenador dio la cara el jueves pero no aceptó preguntas. Se mostró entero y en varias ocasiones se refirió a su honestidad y al partido de este viernes. "Juega Unión" enfatizó y así fue. Con bajas sustanciales, muchos jóvenes y una formación que armó sobre la marcha salió a jugarle a Argentinos Juniors.

Madelón este sábado cumple 57 años y una vez finalizado el partido, cuando las cámaras de televisión lo tomaron, apretó sus puños y respiró. Lo buscaba, lo necesitaba. A pesar de lo que dijo públicamente, vivió una semana muy diferente desde que inició este 2020.

Y si bien existía la posibilidad de que Javier Cabrera pudiera ocupar un lugar en el banco de relevos, el transfer del uruguayo no llegó por lo que los 18 que firmaron planillas fueron los mismos del proceso inicial, con algunos de experiencia, los que llevaron a mitad de 2019 y los pibes que tienen ya rodaje en el equipo de Primera División.

Los 57 años de vida lo encuentran a Madelón en el marco de un proceso superador. A excepción de esos seis meses donde decidió dar un paso al costado. Desde 2014 a esta parte, el DT en la banco de Unión fue de menor a mayor: ascendió, se consolidó el equipo en la máxima división, ganó la mayoría de los clásicos, llegó a cuartos de final de Copa Argentina y por dos veces se metió en la Copa Sudamericana.

En este tiempo hubo una sangría permanente de jugadores que decidió traer y se cotizaron en Unión. Es verdad que también hay una lista importante de futbolistas que pasaron sin pena ni gloria por la entidad rojiblanca. Pero en el balance de sumas y saldos, indudablemente los números le cierran por todos lados al estratega rojiblanco.

Madelón sabe que el rompecabezas nuevamente deberá armarse. Porque salió bien ni más ni menos que con el puntero todo lo que diagramó y debió modificar sobre la marcha en la previa. Pero apenas es un eslabón en un semestre duro donde se propuso este grupo seguir clasificando a una competencia internacional y como mínimo, sortear la llave con Atlético Mineiro en la Sudamericana.

Con los pibes, los de mayor experiencia que continúan y los que llegaron en breve se verá, al menos en apellidos, un Unión distinto para salir a la cancha. Un elenco que no resigne el Adn y la impronta que le supo imprimir su entrenador. El camino es la largo y las primeras piedras duras y juntas llegaron antes de lo previsto. El merecido descanso para agregar otro año a su calendario y juntar energías. Desde el lunes habrá tiempo para pensar en Estudiantes.