Unión había recuperado cierta solidez en cuatro partidos (Central, Aldosivi, Unión y Gimnasia de La Plata) en los que había recibido apenas un gol (Aldosivi) y por error de Marcos Peano. Sin embargo, en los últimos dos partidos con Independiente y Banfield le marcaron cinco tantos.

Pero además de esa estadística, lo preocupante resulta que de los 17 tantos que sufrió el Tate en 12 fechas, siete de ellos llegaron mediante el juego aéreo. Es decir, le hicieron siete tantos de cabeza, aunque solo uno de ellos fue mediante la pelota quieta.

El primer gol que le anotaron por esa vía fue en el triunfo frente a Defensa y Justicia por 2-1 cuando Fernando Márquez igualó de manera transitoria tras un centro desde la izquierda. El segundo sería con San Lorenzo, esta vez luego de un córner desde las izquierda y el testazo de Ángel Romero.

En la derrota con Arsenal por 4-1, el Rojiblanco recibió dos tantos de cabeza, el primero luego de una falla de Peano y la peinada de Juan Manuel García. Y el segundo luego de un centro desde la derecha fue anotado por Juan Cruz Kaprof.

Luego llegaría el gol de Silvio Romero en el empate 2-2 ante Independiente, en otro centro desde la derecha y ante la pasividad de la defensa rojiblanca y la salida fallida de Sebastián Moyano.

Mientras que en el empate ante Banfield se agudizaría este déficit, ya que de los tres goles que le anotaron, dos fueron de cabeza. El primero de ellos a través de Jesús Dátolo y el segundo por intermedio de Reinaldo Lenis. Con la particularidad de que ambos llegaron desde el sector derecho del ataque del Taladro.