Si hay algo que todos tienen claro es que hacer dieta no es nada fácil. Ya no solo debes emplear sacrificio y evitar la pereza que hace que prefieras quedarte en el sofá a realizar algún tipo de deporte, sino que existen un montón de condicionantes por las que bajar unos kilos de la balanza puede resultar para determinadas personas una aspiración realmente imposible.

Ya sea la dieta keto, la vegetariana o la del ayuno intermitente. Siempre parece que hay algo que se te escapa. Thomas Chi, un médico experto en urología de la Universidad de California, tiene una teoría: llevar una hidratación adecuada es de vital importancia para aquellos que deciden iniciar un proceso dietético para perder peso.

"Las personas que siguen dietas extremas, tienden a tener niveles más altos de sal y mucha menos hidratación". Así lo explica en un artículo de 'Business Insider' en el que pone en vigor la importancia del agua de cara a adelgazar sin que tu cuerpo tenga que sufrir necesariamente. "Todo lo que tienes que hacer es tomarte un poco de tiempo para escuchar los mensajes que el cerebro te manda: si tienes sed, tan solo toma un poco de agua".

Sobre todo, en el caso de que la dieta escogida sea la keto, rica en grasas saludables y sí, en sal. "El agua es todavía más importante si estás en medio de un régimen alimenticio especialmente salado", admite Chi. "Una combinación de grandes cantidades de carne y la falta de agua puede provocar cálculos renales, especialmente si cuentas con antecedentes familiares".

Pero aún así, el consejo es extrapolable a cualquier otro tipo de dieta. "En el fondo, no importa lo que ingieras, lo mejor que puedes hacer es tomar mucha agua", recuerda. "Solo bebe cuando tengas sed, ya que el cuerpo tiene un mecanismo por el que sabe con precisión cuándo necesita más cantidades". En realidad, explica Chi, existe un "centro de sed" en el cerebro cuya sintonía con el organismo es impresionante. La paradoja es que a pesar de que el cuerpo tarda diez minutos en hidratarse desde que ingiere el agua, la sensación de sed desaparece en segundos.

Un estudio realizado en 2016 en más de 18.000 sujetos estadounidenses halló que quienes bebían más agua se encontraban mejor e ingerían menos calorías diarias. No hay que olvidar que el principal beneficio de comer con agua es que se repone la saliva y se ayuda al proceso digestivo. Aquellos que beben constantemente también consumieron muchas menos cantidades de azúcar, grasa, sal y colesterol que los más deshidratados.

Otro estudio de 2013 realizado por la 'American Journal of Clinical Nutrition' descubrió que la ingesta de agua refuerza los efectos de las dietas para adelgazar. "Pese a que en los regímenes alimenticios normalmente se ha recomendado beber mucha agua, hasta ahora no había ningun consejo con base científica", explicó Rebecca Muckelbauer, profesora de nutrición de la Escuela de Salud Pública de Berlín, en el resumen de la investigación. Los científicos analizaron los datos de personas que habían hecho dieta con una alta ingesta de agua con las que no. Las personas que consumieron un litro más al día de lo que suelen beber adelgazaron entre uno y dos kilos más respecto al grupo de control, que mantuvo sin cambios la cantidad que bebía.

Otro de los trucos para perder peso más comunes es el de mezclar este líquido con limón o naranja. ¿A qué se debe esto? Principalmente a que los cítricos están llenos de antioxidantes como la vitamina C, los cuales "eliminan los agentes oxidantes potencialmente dañinos del cuerpo disminuyendo o evitando su capacidad de causar problemas mayores", explica Gabrielle Mancella, nutricionista de Orlando Health a 'Pop Sugar'. Pero como en la mayoría de promesas de adelgazamiento rápido y exitoso, no conviene relajarte o pensar que ya está todo hecho. Aunque el jugo de limón tiene amplios beneficios ya comprobados, lo mejor para destruir los lípidos que se acumulan en tu estómago siempre será una correcta alimentación y ejercicio regular. No esperes que por beber ocho litros de agua todos los días vas a adelgazar de la noche a la mañana. Es imprescindible tener una dieta sana y equilibrada y una vida activa.