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Sociedad 03.03.2019

De albañil a uno de los más poderosos de la Argentina: la vida de Franco Macri

Llegó a la Argentina con 18 años y de peón pasó a capataz rápidamente. A los tres años fundó su primera empresa. Creó un imperio que tuvo su esplendor en los '80 y '90.

Fuente: Minuto Uno

El empresario Franco Macri, dueño de un poderoso imperio económico y padre del presidente Mauricio Macri murió este sábado a los 88 años. Nació en Roma el 15 de abril de 1930 y se nacionalizó argentino tras haber llegado al país el 6 de enero de 1949, junto a sus hermanos Pía y Antonio. A los dos años fundó su primera empresa y con los años construyó un imperio.

En 1951 creó su primera constructora y a fines de los ‘60, se asoció a la Corporación Italiana Fiat y fundó Impresit Sideco. Luego vendría Socma.Entre la lista de obras públicas y privadas realizadas por Macri están la fábrica de cemento Loma Negra, las centrales nucleares Atucha I y II, Aluar en Puerto Madryn, los edificios de Catalinas y el “Rulero” de Retiro.

Fue titular de la Unión Argentina de la Construcción, la Cámara Argentina de la Construcción y la Asociación de Fabricantes de Autos, ya que en Argentina fue impulsor de la compañía SEVEL, que fabricaba Fiat y Peugeot e importaba camionetas Chevrolet. Hacia finales de los ’90, ganó la concesión del Correo Argentino, que administró hasta la rescisión del contrato en el año 2003.

Se casó con Alicia Beatriz Blanco Villegas, integrante de una familia acaudalada de Tandil, y tuvieron cuatro hijos, Mauricio, Sandra, Mariano y Gianfranco. Su segunda esposa fue la psicóloga Cristina Grieffer, con quien tuvo a su hija Florencia.Tras su separación fue pareja de la actriz y animadora Flavia Palmero y con la diseñadora Evangelina Bomparola.

Entre los momentos dolorosos, él mencionó el secuestro que sufrió el actual jefe de Estado durante 12 días en 1991, el posterior rapto de otra de sus hijas, Florencia, en 2003 y la muerte de otra de ellas, Sandra en 2014.

“El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo”

Paulo Coelho