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Deportes 07.02.2019

Macarena Sánchez: la cara de una revolución que lucha por un fútbol “feminista, disidente y profesional”

Es delantera y tiene 27 años. En enero la dejaron libre de UAI Urquiza y no podrá jugar hasta el próximo semestre.

Fuente: Clarín

Su voz es suave pero esconde fortaleza. Conoció el fútbol a los 5 años y ahora, con 27, sabe que entre las posibilidades está la de no volver a jugar. No lo eligió pero tampoco se desliga: Macarena Sánchez es la cara de una revolución que pelea por un fútbol feminista, disidente y profesional.

Su caso tomó trascendencia en las redes sociales, donde la delantera anunció que ya no era jugadora de UAI Urquiza, uno de los clubes más poderosos en el fútbol femenino, multicampeón del torneo de la AFA y mejor equipo argentino en una Copa Libertadores (3° en 2015).

¿Qué pasó? El 5 de enero, mientras ella se encontraba de vacaciones en su casa de Santa Fe, el entrenador Germán Portanova la llamó por teléfono para comunicarle su desvinculación por cuestiones deportivas. Esa decisión le impedía también jugar en otro club hasta el próximo semestre, una vez finalizado el actual torneo de Primera División, cuando pueda firmar una ficha de inscripción con otro equipo.

Trece días después, Sánchez, asesorada por sus abogadas, presentó una intimación extrajudicial para exigirles a la UAI Urquiza que se "regularice la relación laboral" y a la AFA que se "reconozca la relación laboral profesional entre la entidad deportiva y la jugadora". Esto es a raíz de que el fútbol femenino es amateur, por lo que las jugadoras no firman contratos con sus clubes sino fichas de inscripción.

En UAI Urquiza recibía un viático de 400 por mes, más allá de que también le gestionaron un trabajo como administrativa en una empresa. (Foto: Juano Tesone)

En UAI Urquiza recibía un viático de 400 por mes, más allá de que también le gestionaron un trabajo como administrativa en una empresa. (Foto: Juano Tesone)

En el caso de la UAI, su mecanismo para atraer más futbolistas pasa por ofrecerles trabajo, beca en la universidad e incluso casa. Pero solo a algunas les paga un viático -en algunos casos irrisorios en comparación con el fútbol masculino- en concepto de sus labores como jugadoras. 

La santafesina, por ejemplo, como futbolista cobraba 400 pesos por mes en concepto de viáticos. Ahora, desde que la UAI rompió ese vínculo, solo mantiene aquel trabajo como administrativa en una empresa conseguido por el club. Pero ni sus jefes ni los dirigentes le comunicaron qué pasará con su futuro.

 

"Estoy hace siete años en el club y no me lo esperaba a la mitad de un torneo, menos que me lo informaran así, estando de vacaciones, por teléfono. Ellos saben que del fútbol depende toda tu vida. Así que estas semanas las viví un poco angustiada y un poco metiendo la cabeza en esto, pensando en hacer algo no solo para mí sino para todas. Así que no tuve mucho tiempo como para ponerme mal", dice en la redacción de Clarín"Esto" en lo que está enfocada es su búsqueda para que el fútbol femenino sea profesional.

 

 


 

 

 

- ¿Cuánto te ayudó la fuerza del movimiento feminista a encarar esta lucha?

- Vivo el fútbol de la mano con el feminismo. Creo que el feminismo nos ha empujado a las mujeres, también en el fútbol, a ser conscientes del poder que tenemos, a no callarnos todas estas cuestiones. A mí en particular me ayudó muchísimo a tomar la decisión de iniciar la demanda. Pero también es un tema que las chicas lo ven muy tabú; para muchos la feminista es quilombera.

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

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-¿Está esa "coraza machista" que las mujeres tuvimos que armarnos al entrar al mundo del fútbol?

- Es una deconstrucción día a día. No estoy completamente deconstruida yo tampoco. El patriarcado me atravesó desde siempre porque encima estoy metida en el fútbol desde los 5 años. Siempre con varones; poniéndome el chip de que no podía, de que no iba a llegar, de que el fútbol es para hombres. Toda mi vida fui feminista pero no me di cuenta hasta que no le puse un nombre. Siempre luché contras las injusticias contras las mujeres y siempre pedí por los derechos, por eso cuando surgió el movimiento me di cuenta de que siempre fui feminista.

 

- ¿Y cómo se siente estar del otro lado, del que reclama por lo que cree justo?

- Es fuerte y no caí de la dimensión que había tomado hasta que tiré el comunicado. Me di cuenta de que fue la decisión correcta por más de que me pueda influir deportivamente o en mi carrera. Y me siento bien porque hacía falta que alguien lo visibilizara. Obviamente que es un peso y por momentos me siento abrumada, con una mochila bastante grande en la espalda. Pero eso me sirve para tomarlo con responsabilidad. No quiero que quede como que soy la abanderada, pero me gusta sentir que atrás mío hay un montón de chicas en la misma situación que yo que me apoyan y que no es solo mío. Lo siento grupal y colectivo.

 

 


 

 

 

 

 

 

- En tu cuenta de Twitter, incluso, pediste que colegas te contaran sus casos y te respondieron un montón. Ahí se ve el desamparo de la mujer jugando al fútbol...

- Por eso te decía que hay casos muchísimo peores que el mío; chicas que se pagan las lesiones que tienen en sus equipos y cosas que desconozco o que pasaron con chicas que ya no juegan, como Mónica Santino (NdR: exfutbolista, DT del club La Nuestra de la Villa 31 y referente del fútbol femenino). Con ella hablo mucho y me está apoyando un montón. Ella me dijo: 'aprovechá, yo sé que por ahí es duro pensar que tal vez no jugás más al fútbol pero es lo que te tocó'.

- ¿Vos pensás que no jugás más?

- Yo creo que sí. En algún punto me puede llegar a suceder. No lo sé.

- Pero así como Estudiantes apoyó tu causa en Twitter, ¿creés que no hay gente que se pueda "animar" a contratarte?

- No sé porque nunca pasó. Nunca hubo un caso así. Los dirigentes son muy poderosos y mueven todo el fútbol y estas cosas no les gustan. La mayoría son hombres y completamente machistas. No ven con buenos ojos que una mujer se les plante así. Pero como me decía Mónica, es lo que me tocó y seguramente vamos a sacar algo bueno de esto.

 


 

 

 

 

- Y pese a esa posibilidad de no jugar más te animaste a hacerlo...

- Sí. Es fuerte cuando lo pienso. Pero es lo que elegí. Es como siempre me enseñaron de chica. Siento que si no lo hacemos ahora no va a surgir del lado de los dirigentes, lamentablemente. Siento que las chicas que ahora tienen 5 o 6 años, como tenía yo cuando empecé, en un futuro lo van a poder disfrutar y van a poder evitarse todo lo que pasamos nosotras.

Aparece una risa nerviosa. La voz de Maca se quiebra. La valentía por sacrificar su sueño ante un bien mayor se trasluce. "Quiero un fútbol feminista y disidente porque hay que corrernos de la contaminación que tiene el fútbol, que está muy violentado y ensuciado por el negocio. Es mucho de plata y poco de fútbol. Me gustaría verlo con una nueva identidad y creo que esa nueva identidad la podemos aportar las mujeres. Y profesional porque queremos vivir de esto", explica sobre una lucha que la tiene al frente pero por la que pelean todas. 

Desde muy chica, Maca Sánchez estuvo en contacto con la lucha de los más desprotegidos gracias a la actividad política de su madre. (Foto: Juano Tesone)

Desde muy chica, Maca Sánchez estuvo en contacto con la lucha de los más desprotegidos gracias a la actividad política de su madre. (Foto: Juano Tesone)

El amateurismo marrón y la lucha del fútbol femenino un siglo después

Junto a sus abogadas, entre las que se encuentra su hermana Soledad, Macarena Sánchez eligió en su comunicado comparar la situación del fútbol femenino con la que vivió el fútbol masculino antes de 1931, cuando tras la primera huelga de futbolistas se logró el profesionalismo. 

"Sabía de la historia, de cómo se había llegado a la profesionalización. Lo charlamos con mi hermana y ella me hizo dar cuenta de que mi caso era exactamente el mismo que el de aquellos varones, que había que hacer algo sí o sí, porque no era la única y que aprovechemos el momento. Me dijo que sabía que me podía llegar a perjudicar deportivamente pero que lo pusiera en la balanza y decidiera qué hacer. Me veo reflejada porque hace un montón que estamos luchando", cuenta la delantera. 

Sin club.

Sin club. "No podés jugar la mitad del torneo en un equipo y la otra mitad en otro. Ahí me enteré que no voy a poder participar en otro equipo en este semestre". (Foto: Juano Tesone)

En el último tiempo mucho se habló de un auge del fútbol femenino pero eso no se tradujo en mejores ingresos para las jugadoras ni en condiciones aptas para la práctica de la actividad. "Juego desde que tengo 5 años y vivo ahora lo mismo que antes. No veo un avance sincero ni real del fútbol femenino. Sigo viviendo la discriminación, entrenando a un costado de la cancha porque hay que cuidarla para los hombres", explica.

Tampoco se las reconoce económicamente. Hace poco, Belén Potassa, delantera de la Selección, remarcó que se paga millones en el mercado por un jugador mientras que las mujeres ganan 3 mil pesos por mes. "Es un lujo lo que decía Belén. Hay chicas que ni cobran y algunas de otros clubes que pagan para jugar, porque les hacen pagar una cuota como si fuesen juveniles y están en la Primera División Pero AFA nos exige como profesionales y nos da como amateurs", cuenta.

 


 

 

El otro punto que cree vital es la defensa colectiva entre las jugadoras, ante la inacción de Futbolistas Argentinos Agremiados en el fútbol femenino: "Por ejemplo, deberían juntarse las capitanas de cada club ante cada injusticia. Porque no tenemos gremio y tenemos que defendernos entre nosotras". Ella ya dio un paso importante cuando FIFPro, la organización internacional de futbolistas, le dio notoriedad a su caso la semana pasada con una nota en su web

 

"El fútbol femenino está en auge pero las chicas siguen desprotegidas"

Daniel Crespo - Abogado *

Todo el futbol femenino tiene un supuesto apoyo general internacional para su desarrollo y eso es justo y razonable. Tiene también una estructura federativa, reglamentaria y disciplinaria. Pero no tiene una estructura contractual: cuando se trata de darles dinero a las jugadoras, empieza la simulación.

Todos se hacen los distraídos porque no hay contratos laborales sino contratos simulados. Macarena, por ejemplo, tiene un viático como jugadora y un salario como administrativa, que es una simulación evidente porque no se puede discutir que tiene relación laboral como jugadora. no se puede discutir que tiene relación laboral como jugadora.

Debería existir una reglamentación federativa que exija a los clubes que registren sus contratos laborales y no las fichas. Eso se puede hacer en la actividad amateur, como con los chicos de inferiores, pero una mujer de 25 años no debería firmar una ficha. Hay que terminar con la simulación y contratos para profesionalizarlo y para eso se necesita el interés de los clubes.

El fútbol femenino está en auge pero las chicas están desamparadas, desprotegidas. Al tiempo que existe un auge, hay precarización. El contrato laboral deportivo debería blanquearse. Y, ante cualquier conflicto, siempre hay que preservar la prosecución de la carrera del deportista.

 

* Daniel Crespo es abogado, dicta la materia de grado Derecho Deportivo en la UBA y es el Director Académico del curso de posgrado de Derecho Deportivo en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires.

 

 

 

 

 

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