En este presente fructífero, donde consolidar una estructura le dio muy buenos resultados a Unión, el poder ejecutar una idea con jugadores que vienen conociendo el Adn de Leonardo Madelón es trascendental.

Independientemente de la novela Franco Soldano, que aún no tiene resolución en cuanto a la extensión del contrato, hay una par de situaciones a las que los directivos le prestan mucha atención. Más aún porque en los últimos años llegar condicionado al último año de contrato es como ingresar en un callejón sin salida.

Y los casos de jugadores que esperan cumplir sus vínculos y se ven beneficiados para emigrar, en contrapartida le genera a las instituciones pérdida de capital en los casos donde no se pueden poner de acuerdo las partes.

Por eso es necesario adelantarse a los hechos y ganar tiempo, con lo cual todos descansan en la tranquilidad de una continuidad, que además le otorga un gran beneficio al hincha de Unión, que de un tiempo a esta parte casi recita de memoria los once iniciales.

Yeimar Gómez Andrade llegó casi que en silencio, debió amoldarse a la máxima categoría y actualmente se entiende casi a la perfección con Jonathan Bottinelli. El cafetero es inamovible en la zaga central y su permanencia en el club quedó asegurada en las próximas horas.

El ex-defensor de Independiente Rivadavia extendió su contrato hasta 2021, con una cláusula de salida de dos millones de dólares para el defensor en caso de optar por nuevos horizontes.

De esta manera los rojiblancos, que tienen el 50% del pase del jugador resolvieron uno de los temas importantes en un plantel profesional que cierra el año con la ilusión de reencontrarse en 2019 y afrontar el gran desafío de disputar por primera vez una copa internacional.