Colón puso la mira en la Copa Sudamericana y de alguna manera desvió su objetivo en la Superliga. Si bien Eduardo Domínguez en el torneo local casi siempre apostó por poner a todos los titulares, está claro que el desgaste mental y físico se sintió y lo pagó con los pocos puntos que obtuvo.

En las ocho fechas que se llevan disputadas, el Sabalero obtuvo nueve puntos sobre 24 en juego, producto de dos triunfos (Godoy Cruz y Newell's) tres empates (Patronato, Tigre y Unión) y tres derrotas (Atlético de Tucumán, Independiente y Boca) con una eficacia del 37,5%.

Esa estadística es negativa en relación a los que fueron los dos anteriores torneos, en donde en ese mismo lapso el Rojinegro había sumado 14 unidades en la temporada 2016/2017 y 2017/2018 mostrando una solidez que permitía esperanzarse con el futuro.

En el torneo 2016/2017 el equipo era dirigido por Paolo Montero y en las primeras ocho fechas el equipo había cosechado cuatro triunfos (Aldosivi, Talleres, Defensa y Justicia y Atlético de Rafaela), dos empates (Banfield y San Martín de San Juan) y dos caídas (Patronato y Vélez). La eficacia en esa etapa era del 58,3%.

Por su parte, en la 2017/2018 los puntos eran los mismos (14) pero con la salvedad de que el equipo estaba invicto producto de tres victorias (Arsenal, Defensa y Justicia y Temperley) y cinco empates (Central, Estudiantes, San Lorenzo, Banfield y Defensa y Justicia).

Por lo cual y pensando en engrosar el promedio e intentar pelear los primeros, Colón está urgido de obtener buenos resultados para enderezar un inicio que no fue nada bueno y que de alguna manera los últimos dos triunfos como local permitieron maquillar un poco la cuestión.

De todos modos, desde lo futbolístico debe mejorar y mucho tratando de encontrar una identidad de juego que hasta aquí brilla por su ausencia. Y además tiene el estímulo que el próximo rival será River que llega con un invicto de 32 partidos.