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Deportes 20.07.2018

Gastón Revol, símbolo de los Pumas 7s, a horas del debut Mundial

Gastón Revol, capitán y símbolo de la selección de seven: juega al rugby mientras sigue estudiando para recibir de contador

Fuente: LA NACIÓN

SAN FRANCISCO, Estados Unidos.- El Golden Gate es una de las maravillas arquitectónicas que invitan a volver a creer en la humanidad. Que no todo es guerra o destrucción del medio ambiente. Que el hombre es capaz también de emplear su genio al servicio de la creación. No es una cuestión de fe. Ahí está. Aunque no alcanza con verlo en fotos: hay que cruzarlo, si es posible caminando, para impregnarse de su magnificencia.

Tampoco es fe lo que impulsa a Gastón Revol a confiar en las posibilidades del seleccionado argentino de rugby en el Mundial de Seven. No es fe, sino el convencimiento de que haber transitado el camino correcto no puede desembocar sino en un desenlace auspicioso. "Somos un equipo contra el que nadie quiere jugar", advierte. "Las expectativas son las mejores. Estamos para pelear bien arriba; vamos a estar a la altura y vamos a dar que hablar."

Desde este viernes y hasta el domingo, Revol será el capitán de los Pumas 7s en la aventura mundialista por esta ciudad californiana. Aunque un escalón por debajo de los favoritos Fiji, Sudáfrica y Nueva Zelanda, el equipo que dirige Santiago Gómez Cora demostró esta temporada tener potencial para ganarle a cualquiera. "A lo largo del año logramos los objetivos que nos propusimos. Salieron muchas cosas que nos fuimos planteando torneo a torneo y una de las cosas que nos dijo Santi cuando empezó la temporada era pasar la barrera de los cuartos de final, y logramos pasarla tres veces", afirma uno de los cinco cordobeses del plantel de 12 jugadores.

A los 31 años y con nueve de trayectoria con la celeste y blanca, Revol es el jugador más veterano del plantel y el único que arrastra experiencia mundialista tras su participación en Moscú 2013. También es uno de los cuatro sobrevivientes del equipo que participó en los Juegos Olímpicos de Río 2016, junto a Franco Sábato, Germán Schulz y Santiago Álvarez Fourcade. "Después de los Juegos el equipo obviamente se desarmó. El objetivo del año siguiente fue buscar nuevos jugadores y creo que salió muy bien, porque aparecieron muchos destacados que se adaptaron muy bien al equipo", cuenta el capitán. "Este año el objetivo era demostrar que estos jugadores eran los indicados y de hecho tuvimos muy buenos torneos. El equipo sabe lo que tiene y sabe que puede dar pelea. Estamos bien en ese sentido".

En un deporte en el que en los últimos años el poderío físico le ha ido ganando preponderancia a la habilidad y la creatividad que solían ser la marca distintiva del seven, con 1m70 y 76kg Revol escapa al estereotipo de las estrellas de la especialidad, aspecto que sustituye con una gran inteligencia para armar el juego del equipo. Paradójico, también, que siendo el líder histórico en penales convertidos en el Circuito Mundial (con cinco aciertos) haya fallado el más importante, en los cuartos de final de Río con el tiempo cumplido y el partido 0-0 ante Gran Bretaña, que finalizó con derrota en el suplementario. Ahora tiene revancha.

"Las expectativas para este Mundial son las mejores", confía Revol. "Creo que el equipo está para pelear bien arriba. Para eso tenemos que ganarle primero a Canadá y después a uno de los candidatos como Fiji, pero creo que vamos a estar a la altura y vamos a dar que hablar. Hicimos una gran preparación y el grupo llega muy unido. Es un grupo que nunca baja los brazos".

-¿Cuáles son las fortalezas del equipo argentino?

-Siempre vamos a hablar de lo mismo: la gran fortaleza que tienen los equipos argentinos es la entrega, para empezar. Somos un equipo contra el que nadie quiere jugar. Todos dicen lo mismo: que jugar contra nosotros es remar partidos. Siempre el corazón va a ser nuestra bandera. Pero lo mejor de este equipo es que tiene un sistema, tanto defensivo como ofensivo. Lo tenemos bien entendido. Todas las facetas del juego están bien trabajadas. A ese amor propio, a esa locura, le agregamos mucho trabajo.

-¿Qué opinás de este formato de competencia, con eliminación directa desde el primer partido?

-Es raro. No me gusta.

-El primer partido, en octavos de final, sería con Canadá [este viernes, a las 23.25 hora argentina], un rival que no les trae buenos recuerdos.

-Con Canadá perdimos las finales de los Panamericanos 2011 y 2015. Pero son otros jugadores, otros protagonistas, nada que ver con lo que vamos a ver ahora. Los conocemos bien. Canadá tiene muchos jugadores interesantes y desequilibrantes. Vamos a trabajar para sacar provecho de jugarles de la manera que más nos conviene y sacar el partido adelante.

-Y si pasan, Fiji.

-Prefiero ni pensar en Fiji para no perder el foco que es Canadá. Si no pasamos Canadá no tiene sentido más nada. Con el año fuimos encontrando la manera de jugarles y en el caso de enfrentarlos vamos a tener un plan para neutralizarlos y ponerlos lo más incómodos posibles para llevarnos el partido.

-¿Es distinto un Mundial a un torneo del Circuito?

-Para mí sí. Es otra cosa. El Circuito se juega todos los años, hay muchos torneos. Si te va mal en uno, a la semana tenés otro. Ahora es un torneo. Si te va mal, tenés que esperar cuatro años más. Es una hermosa oportunidad que hay que tratar de aprovechar.

-Estados Unidos es un lugar en el que históricamente le fue bien a la Argentina en seven. Aquí ganaron etapas en 2004 y 2009, y este año llegaron a la final. ¿Es por algo en especial?

-Tal vez se puede pensar que tiene que ver con la época del año en que se juega, en que nos favorece el cambio de horario. Pero yo prefiero no pensar en eso. Simplemente tenemos que enfocarnos en lo que tenemos que hacer para estar en nuestro mejor rendimiento e ir paso a paso buscando llegar bien arriba.

-Hay cinco cordobeses en el plantel. ¿Es por algo en especial?

-Es una casualidad. Pasaron jugadores de Mendoza, de Rosario, de Paraná, de Tucumán, de Salta. Da la casualidad de que somos muchos los cordobeses que nos fuimos asentando y hoy somos casi la mitad. Fuimos este grupo los que nos adaptamos al plan de juego y a las necesidades del equipo.

-Siendo uno de los más experimentados en un plantel joven, ¿sentís que tenés una responsabilidad extra?

-Más que nada tratamos de transmitir confianza, bajar un poquito la ansiedad que va subiendo a medida que se acerca el torneo. Ése es el rol que nos toca a los más experimentados. Ir marcando el rumbo e ir guiando a los chicos que están empezando en este tipo de experiencias.

-¿Cómo es la vida de un jugador de seven?

-Durante toda la temporada, que va de octubre, cuando empieza la preparación, hasta agosto, que hay algún torneo después de que termina el Circuito Mundial, es muy complicado hacer otras cosas. Tenemos muchos viajes, estamos mucho tiempo afuera, si no es por un torneo estamos entrenándonos en Buenos Aires. Se hace muy difícil jugar en los clubes, un trabajo es prácticamente imposible, estudios. yo sigo estudiando para contador público después de muchos años, pero fui haciendo la carrera muy de a poco.

-Pero también debe ser satisfactorio en otro sentido.

-Las satisfacciones son infinitas. Yo siempre digo que somos unos privilegiados por poder dedicarnos a lo que más nos gusta hacer, vivir de esto. Representamos a nuestro país, conocemos muchos países. Principalmente te da la posibilidad de representar a tu país en un deporte tan lindo como el rugby, en algo tan demandante como el seven, con todo lo que eso te genera.

Por: Alejo Miranda

“El primer síntoma de que estamos matando nuestros sueños es la falta de tiempo”

Paulo Coelho