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Deportes 16.07.2018

¿Por qué Francia y Croacia salen a conquistar el mundo bajando mensajes potentes?

La previa gala estuvo marcada por la diversidad de orígenes y la de los croatas, por sus huellas de guerra. El árbitro será el argentino Néstor Pitana.

Fuente: Clarín por Enrique Gastañaga

La perfección de la organización, los rincones de un país tan inmenso en su extensión como en su historia y en sus encantos, los desatinos de la Selección Nacional, la eliminación prematura de los sudamericanos, las estrellas que prometían asombros y dijeron adiós mucho antes de lo imaginado sin regalar lo que anunciaban... La máxima fiesta futbolera universal se acaba. Ya está.

Bajo el arbitraje de un argentino, de Néstor Pitana, se viene una final que cautiva desde todos sus lugares con Francia y con Croacia, dos selecciones con distintos perfiles y también con fuertes singularidades. La de Mbappé, Pogba, Griezmann y compañía, de un lado, con sus problemáticas étnicas. La de Modric, Rakitic, Mandzukic y el resto, con sus huellas de guerra, tratando de hacer gigante en este mundo de la pelota a un país pequeño. 

 

De un lado y de otro, vienen bajando mensajes que exceden lo futbolístico. De los 23 jugadores que trajo aquí Didier Deschamps, apenas cuatro son hijos de padre y madre nacidos en la Francia continental. Entre ellos se encuentra el arquero y capitán Hugo Lloris. Después, un breve repaso indica que Kylian Mbappé es hijo de un camerunés y de una argelina; Paul Pogba, de guineanos; N'Golo Kanté, de malienses; Blaise Matuidi, de angoleños criados en el Congo; Samuel Umtiti nació en Camerún;  Antoine Griezmann es nieto de portugueses; Lucas Hernández tiene raíces españolas... Y la lista sigue.

Hace un par de días, al cerebro exquisito que Francia tiene en la mitad de la cancha, a Paul Pogba, le pidieron una opinión sobre esta diversidad de orígenes que existe en su selección, todo por supuesto a causa de la inmigración africana y de los tiempos de colonización. Y el relajado mediocampista devolvió: "¡Francia es eso! Francia es un país lleno de colores, pero todos nos sentimos franceses. Yo estoy muy orgulloso de ser francés".

No existen hoy, a diferencia de otras épocas, problemas racistas que afecten al seleccionado francés. Los negros del equipo se mueven con absoluta naturalidad, sabiendo que nada tienen que demostrar. La convivencia, según dicen quienes se sumergen en la intimidad gala, es muy buena.

Si Francia es un país lleno de colores para Pogba, la selección también se pinta con tonos variados. Deschamps logró una formación sólida, astuta, joven, apta para esperar y apelar al juego directo con pelotazos para la velocidad de rayo de Mbappé; preparada también para asumir el protagonismo total. Y si el partido está muy cerrado, no se impacienta porque sabe que puede abrirlo en cualquier momento con una jugada de pelota detenida. Igual, con tanto talento, con ese pibe de 19 años, con el mismo Pogba, con Griezmann, con los laterales, con el equilibrio de Kanté, parece siempre que se guarda algo...

Croacia resolvió matizar la previa de su primera final mundialista con muchas definiciones vinculadas a su dolorosa historia marcada por la guerra de los Balcanes, que marcó su independencia en 1991. Algunos jugadores vitales pueden explicar de qué se trata: Luka Modric vio cómo a los seis años le fusilaban al abuelo delante de sus ojos e Ivan Rakitic nació en Suiza porque sus padres tuvieron que huir de Croacia para que el espanto no se los devorara. 

Por su fresco pasado de guerra y por ser con 4.500.000 de habitantes el segundo país con población más pequeña en jugar una final del mundo después de Uruguay, se planta Croacia como el equipo más simpático de este partido colosal. Además, se supo ganar el cariño con esas victorias conseguidas por penales ante Dinamarca y el local Rusia, con esa remontada sensacional frente a Inglaterra en el suplementario.

Si Francia aparece como favorito por ser un equipo cerebral y compacto endulzado con algunos futbolistas de colección, Croacia se presenta como una formación que se construye a partir de la pelota, con excelentes individualidades y con un alto contenido emocional, en especial después de la hazaña ante Inglaterra. ¿Por qué no puede ser la emoción croata el mejor antídoto para la frialdad francesa? 

Tal vez el máximo interrogante sea el físico. Croacia consumió tres alargues y llega con un día menos de descanso que una Francia que siempre resolvió sus cuestiones en noventa minutos. El final del cruce de Modric y compañía contra Inglaterra vale como paradigma: Perisic, exhausto, acalambrado, estaba en el piso mientras sus compañeros en la otra punta del campo festejaban con los hinchas...

De un lado, Francia no quiere repetir lo de la final de la Eurocopa 2016 perdida ante Portugal. Del otro, Croacia sueña con vengar la semifinal del Mundial 98 con derrota 2-1 justamente contra los "blues", al final campeones. Francia y Croacia, las dos selecciones que arrodillaron a Argentina, salen a conquistar el mundo con mensajes potentes. 

“Buscar lo que es verdadero no es buscar lo que es deseable”

Albert Camus