Este sábado, cientos de mujeres pertenecientes a distintas agrupaciones políticas, sociales y sindicatos, se concentraron en la Plazoleta Ana María Acevedo, no sólo para recordar la muerte de la joven de 20 años sino también para pedir justicia, ya que a 11 años de comenzada la causa penal, los responsables brillan por su ausencia.

El recuerdo, organizado por la Mesa Ni Una Menos y la Campaña Nacional por el Aborto (Santa Fe)  tiene coyuntura en el debate iniciado en el Congreso de la Nación, donde diferentes referentes en contra y a favor de la legalización y despenalización del aborto, exponen sus posturas.

Precisamente allí, las santafesinas Lucila Puyol y Nerea Tacari, argumentaron sus posturas a favor del aborto legal, seguro y gratuito.

Ana María Acevedo

En mayo de 2006, la muchacha oriunda de Vera, realizó una consulta en el centro de salud de su localidad por un fuerte dolor en una de sus muelas. Ocho meses más tarde, llegó al Hospital J. M. Cullen de nuestra ciudad debido a la insistencia de los dolores y fue allí donde se le diagnosticó un sarcoma mandibular, tumor maligno que se encontraba en un estado sumamente peligroso.

Inmediatamente, fue derivada al Hospital Iturraspe, lugar destinado para que comenzara el tratamiento correspondiente. Pero entonces se descubrió que Ana María estaba atravesando un embarazo de tres semanas de gestación.

Los fuertes antibióticos necesarios para tratar el cáncer, le generarían un aborto espontáneo, aunque de continuar con el embarazo y la enfermedad, probablemente el cuerpo de Ana María no resistiría, al igual que su bebé.

Allí comenzó la larga lucha de Norma, mamá de la joven verense, convencida de que lo mejor para Ana María era someterse a un aborto quirúrgico que le permitiera tratar su cáncer. Pero los médicos del Hospital Iturraspe se negaron aferrándose a la figura de ‘objeción de conciencia’.

El 26 de abril de 2007, Ana María fue inducida al parto. Su bebé llevaba 26 semanas de gestación. Nació una niña de 450 gramos que murió a las pocas horas. El 17 de mayo, luego de una infinita agonía, la joven Acevedo falleció, producto de las irreparables consecuencias de la ramificación del sarcoma. Dejó tres niños huérfanos.