Fabiana, comenzó el día miércoles con malas noticias: durante la noche su local de carteras e indumentaria femenina había sufrido un robo. La mujer fue notificada por una vecina del edificio que, cuando salió a trabajar antes de las 7 de la mañana, se encontró con el blindex roto.

Al llegar al lugar Fabiana, su dueña, se encontró con la policía que le tomó sus datos. Paradójicamente, el comercio se encuentra a escasos metros de la Policía Federal y de la Oficina de Asuntos Internos. No obstante, nadie advirtió nada hasta una vez consumado el hecho delictivo.

La tienda funciona desde hace un año y no contaba con rejas ya que por cuestiones de imagen del edificio al que pertenece, Fabiana no podía colocarlas a no ser que sea por el interior de la vidriera, cosa que no pudo hacer por el elevado costo.

Cerca del mediodía la comerciante se encontraba realizando el inventario de lo robado para saber cuál fue el nivel de pérdidas. No obstante, sabe que es importante dado que, además de la mercadería, los malhechores se hicieron de efectos personales que había en el lugar.