Deportes 12.03.2016
NEWELLS NO TIENE PAZ, RAFAELA LE EMPATÓ EN EL DESCUENTO Y LE QUITÓ LA VICTORIA DE LAS MANOS
Por: Agenciafe/La Capital /
Hubo reclamos a los jugadores, hubo trapos de exigencia. La popular y la platea oscilaron entre la presión y el apoyo incondicional. Al final, el mazazo obró como un nocaut y lo que decantó fue el merecido aplauso para el más rebelde de un equipo que no cree en sí mismo: Lucas Boyé, justo el hombre que vino de apuro a fines del año pasado, el que no le dejará futuro al club porque se va en junio. Como de apuro vino Diego Osella, como de apuro se la jugó durante casi todo el partido con tres delanteros, algo impensado para su estilo, que se asemejaba en las formas al que ya quedó en el pasado y que, vaya paradoja, cuando lo modificó para emparentarlo más al suyo sufrió el empate.
Newell’s estuvo a minuto y medio de una victoria que disimulaba con un buen resultado las limitaciones que mostró desde todos los ángulos. La insoportable levedad de este equipo fue tal, sobre todo en una primera etapa para el olvido, que en términos de resultado fue negocio ese 0 a 0. Del 1 a 1 final quizás se esté tentado a no decir lo mismo, pero en modo alguno se alejó de la realidad.
Es que hasta que la Fiera Rodríguez aplicó toda su experiencia para encender una ilusión hasta allí impensada, el equipo de Osella se paseó como un zombie, errático, lento de movimientos. Una presa fácil, que acaso un rival de mayor jerarquía le hubiera sacado mejor provecho. El nivel físico quedó en evidencia, pero mucho más el futbolístico. Y el anímico. No pueden explicarse en esa primera razón en que tanto hizo hincapié el técnico aquellas dos jugadas iniciales en las que Abero les perdonó la vida.
Zafó la Fiera con su gol (buena acción colectiva, vale decirlo), como antes a los 38’, cuando trabó con alma y vida, en la única acción hasta ahí de deseo de querer revertir la suerte. Zafó Boyé porque fue para adelante, porque hasta hizo una jugada maradoniana de otro partido. Y nada más. Newell’s quedó expuesto en la marca, en el retroceso, en las pelotas divididas, en las inseguridades del arquero y hasta en Scocco, que no aseguró el resultado en la única clara que generó. Las individualidades hacen al equipo y tampoco las tuvo, ni en los once ni el banco. Por eso el pronóstico no se revierte. Por eso Newell’s no tiene paz.