A modo de confirmación de la línea argumental para sostener con fundamento, González Carrillo dijo que un trabajo estadístico terminado recientemente por el área de administración reveló que en los últimos cinco años fueron 250 los chicos menores de 14 años que ingresaron al Hospital de Niños Orlando Alassia, heridos con arma de fuego, con arma blanca o golpeados con objetos contundentes de manera intencional o circunstanciales, y que esa cifra es reveladora ya que surge que hay una víctima por semana en los últimos cinco años. 

 

Respecto de los distintos siete casos que llegaron en enero al efector pediátrico, los profesionales se reunieron y coincidieron que en la mayoría de los casos los balazos son en el cráneo, y que esa es la situación que los llevó a pensar en que no existe la historia de la casualidad permanente: es decir, que los disparos tengan como blanco la cabeza de los niños es concluyente para imaginar que los ataques son para vengarse de sus padres, progenitores, familiares directos o personas ligadas al entorno familiar. 

 

González Carrillo dijo que los elementos que sustentan la idea de los chicos como instrumentos de venganza es el resultado laborioso y paciente de cada uno de los miembros del hospital de niños Orlando Alassia, médicos, enfermeras y personal administrativo calificado que desarrollan labores permanentes desde hace décadas y son testigos de lo que viene pasando.